martes, 27 de julio de 2010

Poeta hablando consigo mismo ante el espejo (Gregory Corso)




Poeta hablando consigo mismo ante el espejo


Sí, Soy yo
Esta caza de mí
se ha transformado en algo evidentemente absurdo
creyendo que cuando yo
era perseguido
no sólo me encontraría a mí mismo
sino también a todo un rebaño de yoes
yoes pasados, yoes futuros
un carro cargado de ellos
y todos estos años
y adónde he llegado
en este punto del tiempo
éste no es el mismo espejo
que contemplé hace años

Es el espejo que cambia
nunca el pobre Gregory

¡Hey!, en la vida
Donde fui, fui
Donde me detuve, me detuve
Cuando hablé, hablé
Cuando escuché, escuché
Lo que comí, comí
Lo que amé, amé

Pero que puedo decir acerca de
adonde fui, no fui
adonde me detuve, continué mi camino
cuando hablé, escuché
cuando escuché, hablé
cuando ayuné, comí
y cuando amaba ...
no deseaba odiar

Ahora veo a las personas
como las ve la policía

También veo a las monjas del mismo modo
en que veo a los hare-krishnas

No tengo representante
me disgusta la idea de un poeta con representante
sin embargo Ginsy y Ferli, tienen uno
y hacen pilas de plata con ellos
se vuelven más famosos también
Quizás debiera contratar un representante
Wow!
De ningún modo, Gregory, quedáte
En la cercanía del poema

sábado, 24 de julio de 2010

Tom Waits - Christmas Card From A Hooker In Minneapolis




Christmas Card From A Hooker In Minneapolis - Tom Waits

Charley I'm pregnant
and living on 9-th street
right above a dirty bookstore
off cuclid avenue,
and I stopped taking dope
and I quit drinking whiskey
and my old man plays the trombone
and works out at the track.

And he says that he loves me
even though its not his baby
and he says that he'll raise him up
like he would his own son,
and he gave me a ring
that was worn by his mother
and he takes me out dancing
every Saturday night.

And hey Charley I think about you
everytime I pass a fillin' station
on account of all the grease
you used to wear in your hair,
and I still have that record
of little anthony & the imperials
but someone stole my record player
how do you like that?

Hey Charley I almost went crazy
after Mario got busted
so I went back to Omaha to
live with my folks,
but everyone I used to know
was either dead or in prison
so I came back in Minneapolis
this time I think I'm gonna stay.

Hey Charley I think I'm happy
for the first time since my accident
and I wish I had all the money
that we used to spend on dope,
I'd buy me a used car lot
and I wouldn't sell any of them
I'd just drive a different car
every day depending on how I feel.

Hey Charley
for Christ's sake
do you want to know
the truth of it?
I don't have a husband
he don't play the trombone
and I need to borrow money
to pay this lawyer
and Charley, hey
I'll be eligible for parole
come Valentines Day.

domingo, 18 de julio de 2010

Diecisiete Productora




“Ahí estaba yo. Estábamos sentados exprimiéndonos las rasureras para encontrar algo con que ocupar la noche. Servían lacta plus. Leche con velloceta o con dentramina… que es lo que estábamos bebiendo. Eso nos aguzaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia.”

martes, 13 de julio de 2010

ENTREVISTA A ROBERTO ROSSELLINI










Afirma: “Hay que tener el valor de admitir que, desde hace cien años, el arte ha consistido casi exclusivamente en una serie de lamentos. La consideración de un artista ha dependido de la intensidad de sus quejas, a las que luego se calificaba de denuncias, cuando lo cierto es que no son más que lamentaciones, porque si fueran denuncias…”

Vale la pena detenerse en esta idea y repreguntarnos por la dirección y perspectiva de lo que hacemos y de lo que producimos. ¿Seguiremos contribuyendo a enriquecer el arsenal de quejas o seremos capaces de avanzar hacia el futuro, armados de nuestra humana condición?



Entrevista con Roberto Rossellini Adriano Aprá y Maurizio Ponzi
Traducción Inés BértoloTexto © Marsilio editori

Usted propugna que el artista asuma una actitud realista.

Claro, deber tener conciencia del mundo en el que vive. En mi opinión, el artista desempeña una función muy precisa en este mundo: clarificar las cosas. Mientras la cultura se redujo a unos pocos saberes, aunque fueran inmensos –el pensamiento griego, la historia y la mitología grecorromanas y la Biblia–, los artistas se entregaron en cuerpo y alma, la vivificaron y la hicieron comprensible para todos, porque ésa era su civilización, era la civilización. Dígame si en el arte moderno puede encontrar algún intento de participación profunda comparable, por ejemplo, en relación con el automóvil que utilizamos todos los días.

En el movimiento artístico actual no existen en absoluto proyectos semejantes, y esto es lo que me ha hecho alejarme de ese mundo para después regresar y proponer un tipo de planteamientos completamente distintos. Los cambios deben ser profundos. En una época como la nuestra hay hechos que forman parte de la esfera biológica, fisiológica y demográfica. Los hombres han tardado mil millones de años en llegar a ser tres mil millones. En el 2000, dentro de treinta y cinco años, seremos ya seis mil millones si continuamos con este ritmo de crecimiento. Estos son datos concretos extraordinarios. El resto, ¿qué valor tiene?

Los hombres deben ser capaces de afrontar este hecho, que es el resultado de sus conquistas en los campos de la medicina, la alimentación y las disciplinas científicas y técnicas; el bienestar nos ha conducido a esta situación, la esperanza de vida ha pasado de veintisiete años a una media de sesenta y seis o sesenta y siete. Antes el mundo estaba habitado por jovencitos, Alejandro Magno era un chaval al que hoy le daríamos unas palmaditas en la espalda. El aumento de la esperanza de vida ha generado un mundo de ancianos. Estos son los hechos; si uno los comprende, si toma conciencia de ellos, por fuerza surgen emociones artísticas eficaces y capaces de sensibilizar a la gente sobre estos grandes problemas.

Si no ponemos remedio a estas situaciones –si nos limitamos a lamentarnos pero no buscamos solución–, dentro de muy pocos años habrá hordas de hombres que acudirán como langostas en busca de alimento, porque tendremos más comida que ellos, o bien seremos nosotros los que los matemos a ellos cuando nos quiten el pan de la boca. Bueno, estas no son perspectivas humanas, de homo sapiens, ya que mal que bien pertenecemos a la especie del homo sapiens. Habrá que ver si somos capaces de ser «sapientes» o no. Intentémoslo, al menos; estaría bien.

¿Cuál es su posición actual respecto al cine?

No me interesa el cine en sí. No se puede avanzar mediante insinuaciones. Hay cosas demasiado urgentes en la vida como para que las insinuaciones resulten de utilidad. Ahora se necesitan discursos explícitos. Hay que tener el valor de admitir que, desde hace cien años, el arte ha consistido casi exclusivamente en una serie de lamentos. La consideración de un artista ha dependido de la intensidad de sus quejas, a las que luego se calificaba de denuncias, cuando lo cierto es que no son más que lamentaciones, porque si fueran denuncias…


Las denuncias se hacen de otra manera, requieren cierta agresividad. Cuando uno se da cuenta de que algo no marcha, tiene que estar dispuesto a rebelarse y arreglar las cosas. En cambio, lo que vemos es una queja eterna, una crítica eterna de lo que no marcha bien, cuando lo cierto es que no todo anda mal, hay cosas que van mal y muchas otras que van bien; y el principal motivo de que algunas cosas no funcionen es la propia incapacidad de los hombres para adaptarse a la vida que ellos mismos han creado, esa es la verdad.

La auténtica alienación, en su sentido etimológico –de alien, forastero–, se produce cuando el hombre se convierte en extranjero de su propia vida. Por desgracia, hoy la vida se ha vuelto muy compleja y su comprensión requiere esforzarse, aplicarse y estudiar, que es exactamente lo contrario de lo que se está haciendo: el mundo está cada vez más en manos de oportunistas, de modo que se vive exclusivamente de sensaciones y sentimientos, y es entonces cuando vienen los lamentos.

Me parece bien que la gente se queje, pero como contrapunto debería haber mucha gente que no lo hiciera. No creo que la queja, entendida como sentimiento básicamente irracional, resulte eficaz cuando de lo que se trata es de luchar por cosas extremadamente concretas. Las cosas concretas de nuestra vida ocurren cada dos por tres. Las ignoramos porque nunca nos paramos a estudiar esos problemas.

[…]

¿De qué sirve denunciar? De bien poco. Mejor dicho, sirve si uno tiene una filosofía concreta y quiere realizar una acción determinada. Si uno pretende realizar una operación útil, debe tomar en consideración todos los elementos del problema, es decir, tanto los aspectos negativos como los positivos. Hay que volver a Julio Verne para encontrar las dimensiones positivas.

Ese gran giro que es la Revolución Industrial, esa completa renovación, con todo lo que ha comportado, con sus injusticias sociales y todo lo que se quiera, con todos esos aspectos que tanto se han denunciado, se produce en el momento en que el hombre desarrolla la ciencia a través de recursos técnicos que nunca antes se habían imaginado. Este es el verdadero gran descubrimiento. El hombre era un esclavo: siempre había sido la principal fuente de energía motriz, con la ligera ayuda primero de los animales y después de los molinos de viento y de agua.

Cuando, en determinado momento, se inventa la fuerza motriz, la máquina de vapor, la energía eléctrica, supone una conquista extraordinaria, ¿no es así? Se trata de un factor completamente nuevo que se introduce en la vida del hombre e incrementa sus posibilidades. Miles de poetas han cantado, mejor o peor, el descubrimiento del fuego por Prometeo, miles de pintores lo han ilustrado, miles de escultores lo han representado, y aquello era sólo el inicio. Dígame, en cambio, quién ha dicho nada sobre estas otras grandes cosas.

Este hecho excepcional, haber arrebatado algo a la naturaleza y haberlo sometido hasta convertirlo en una herramienta, resulta extraordinario y extraordinariamente emocionante. Hay una enorme desproporción entre este acontecimiento y las quejas por la forma en que la energía ha propiciado la posibilidad de construir las fábricas, que han aportado máquinas que pueden crear artículos inútiles, o más o menos útiles para el hombre, y el hombre en cierto sentido se ha sometido a estas cosas…

Claro que hay razones para lamentarse, es lógico. Pero que sólo haya motivos de queja, esto es lo que no consigo entender. Lo más humano que existe es el saber, no hay cosa más humana, y nosotros ya no sabemos nada. Creo que éste es un hecho fundamental en nuestra vida.


¿Hasta qué punto resulta importante en este planteamiento su retorno a la historia?


¿Por qué vivimos hoy instalados en la queja? Vivimos instalados en la queja porque nos hemos olvidado de todo lo que existió antes. Para reorganizarlo todo, hay que reordenar también la historia. Incluso en La edad del hierro la historia desempeña un papel importante.


Sin embargo, recurre a la historia más desde el punto de vista del presente que desde una perspectiva historiográfica.



Mire, la historia se ha escrito, incluso cuando se ha hecho de buena fe, para educar. Educar es una palabra que puede ser bellísima y también puede ser horrible. Etimológicamente «educare» procede de «ducere», es decir, de «conducir»: agarras a alguien por el cuello y lo llevas a donde te parezca. Muchos de nuestros textos de historia están hechos de esta manera.

Cuando, por ejemplo, en determinado momento, se necesitaba consolidar la monarquía, todo se organizaba en virtud de ese objetivo. La propaganda no es en absoluto una invención de nuestro siglo. Tomando en consideración todos estos elementos, hoy sería perfectamente posible intentar reescribir ciertas partes de la historia de un modo mucho más cercano a la verdad.

Mommsen escribió sus libros de historia, que son auténticos pozos de sabiduría, para demostrar que los únicos arios de Europa eran los alemanes. En un momento dado, aparece alguien con una idea que puede parecer original, que incluso es original, y todos se tiran encima de él como abejas sobre un panal. Y el resultado es que se convierte en un desbarajuste, una falsificación que da pie a los errores a los que hemos llegado. Así pues, la visión y revisión de la historia tiene una enorme importancia.

¿Qué debemos tratar de reencontrar en la historia? Al hombre, y al hombre más humilde. ¿Por qué nos importa tanto el hombre excepcional? A mí el mito del superhombre no me conmueve mucho. ¡Viva Italia! es un documental que pretende reconstruir lo ocurrido; contiene datos de gran precisión, existe un diario escrito por Bandi, que acompañaba a Garibaldi y no era un poeta, en el que lo registró todo; con sólo leerlo se entiende quién era Garibaldi. No hay nada inventado.

En este diario se describe, por ejemplo, el momento en que Garibaldi esperaba la llegada de los generales borbónicos para tratar sobre la rendición de Palermo. Cuando llegaron a su habitación, Garibaldi estaba pelando una naranja, a continuación la dividió y les dio un gajo a cada uno. El relato procede de alguien que estaba allí. No hace falta darle más vueltas. Lo único que aparece en el diario de Bandi acerca del encuentro con Mazzini es lo que se dijo fuera de esa habitación. De lo que se dijo dentro no se sabe nada, nadie lo registró.

Sin embargo, no resulta difícil reconstruirlo, basta con leer las cartas que Mazzini le escribió a aquella amiga suya en Inglaterra. En este sentido, Vanina Vanini es una película más cercana a ¡Viva Italia! que a los elementos puramente stendhalianos. Cuando se rodó ya había tenido lugar cierto hecho crítico, por así decirlo. Por eso la película no es exactamente como la novela. Recogí elementos de una gran cantidad de obras: Les promenades dans Rome, De l’amour, Napoli Roma Firenze... Tomé cosas un poco de todas partes, hice acopio de todos los elementos que pude y los compuse para realizar precisamente un trabajo de investigación histórica.

Yo soy romano, así que me sentía cercano a un personaje que se movía en una época en la que se estaba gestando el romanticismo, esa chica pesada a la que bastaba con que le dieran la mano para que se desmayara… El personaje de Stendhal es de un cinismo extraordinario; se trata de una noble romana que no cree absolutamente en nada, se limita a satisfacer sus instintos; he ahí el cambio, creo que sustancial, del personaje. Con otra actriz se hubiera hecho otro personaje.
En el Congreso de Viena, éste es un hecho realmente importante, entre otras muchas cosas se decretó la prohibición de llevar pantalones largos, porque el pantalón no sólo tenía que ver con las costumbres sino que los sans-culotte se habían convertido en un movimiento revolucionario…

Cuando los hombres son capaces de estos disparates maliciosos, bueno, no se puede hacer caso omiso, hay que decirlo. Parece increíble, pero estos son los hechos sobre los que se puede arraigar la humanidad. Son pequeñas cosas que le conmueven a uno profundamente, mucho más que cualquier teorización, ¿no?

Hace falta decir cosas que cualquiera podría entender inmediatamente. Aunque sin duda es preciso hacer alguna matización. La popularidad también se puede alcanzar si uno se limita a adaptarse a la moda, aunque de lo que se trata es más bien de plantar una semilla para alcanzar la popularidad, la semilla de la que germinarán discursos que podrán llegar a ser populares.

Hablemos ahora de La edad de hierro. ¿Cómo nació?


No se puede decir que La edad de hierro haya nacido; lo que nació fue la exigencia de hacer cosas diferentes. Es lo que dije en la librería Einaudi. En cierto momento me sentí… como inútil. Creo que este es el defecto de todo el arte moderno. Es un arte hecho de lamentaciones, de gimoteos, que nunca se hace cargo realmente de los problemas que existen.

Me parece evidente que la raíz de este lamento es un «desconocimiento» del mundo. La verdad es que nos quejamos porque nos enfrentamos a un mundo cuya arquitectura desconocemos, este es el problema fundamental. Así que en un momento dado me planteé la necesidad de contar con un perfil, un horizonte lo más preciso posible, de la realidad que nos rodea. Sólo así se pueden trazar las coordenadas que nos permitan conocer nuestra ubicación en el tiempo y en el espacio.

Sin puntos de referencia es imposible construir ninguna figura geométrica y, por lo tanto, no se puede configurar ningún espacio. Por esta razón, hace poco he empezado a estudiar, a investigar, a comprender las cosas que existen. Todos sabemos que existen automóviles, pero un automóvil no es sólo un vehículo que se compra a crédito y luego circula por las carreteras, posee un significado adicional. A partir de esta investigación, he comenzado a descubrir elementos que no son sólo divertidos e interesantes, sino que pueden también convertirse en importantes estímulos artísticos.

Lo que he intentado ha sido transmitir a los demás esta necesidad cultural, esta experiencia didáctica y educativa que me ha permitido dar con nuevas fuentes de inspiración. Cuando uno adquiere consciencia de las cosas, entonces todo puede tener un desarrollo diferente. En el fondo, el arte siempre ha tenido una misión tanto sinóptica como divulgativa. ¿Qué divulga y que resume el arte de hoy? Sin duda expresa ciertos malestares, un estado de no felicidad, de no comprensión, pero poco más ¿no?

No creo que los problemas, los genuinos problemas humanos, sean problemas de incomunicación o de otras cosas igualmente sutiles… Estos problemas son propios de la psiquiatría más que del hombre, son casos límite, de esos que despiertan la atención de los diletantes, digamos las cosas como son. El hombre descubre la energía artificial, la energía eléctrica, descubre la máquina de vapor, la termodinámica, etc. Sin duda es una conquista inmensa: hoy el hombre viaja en vehículos movidos por esa energía, surca el espacio, va de un continente a otro, vuela en aviones, enciende la luz de su casa apretando un interruptor… Es un logro absolutamente asombroso, es una conquista del hombre sobre la naturaleza.

Pero, dígame usted, ¿a quién ha emocionado? ¿Qué artistas se han parado a pensar en este hecho, tan asombroso al menos como la conquista del fuego y tal vez más importante? Nos ha dejado indiferentes o, mejor dicho, nos ha llevado a comenzar a lamentarnos. Pero si no se toma conciencia de estos asuntos resulta imposible percibir el sentido del mundo en el que vivimos y de las nuevas metas que posibilita. Sobre todo, hay que intentar embridar esta cultura y guiarla hacia objetivos que debemos establecer de un modo lo suficientemente preciso y claro.

En cambio, extrañamente, en el momento en el que se desarrollan la ciencia y la técnica –y cuando hablo de ciencia y técnica me refiero a su sentido más auténtico y profundo, es decir, a su carácter de conocimiento, de plena afirmación de las vibraciones humanas–, el arte se abandona al fantaseo, lo que resulta perfectamente irracional. Al tiempo que surge un mundo racional, el arte se decanta por la quimera, por una ilusión encerrada en sí misma que termina por convertirse en lamento, es decir, en una limitación incluso de la propia fantasía.

¿Por qué la edad del hierro? Porque nuestra era histórica es la edad del hierro. Realmente se trataba de una de las primeras cosas que había que abordar. Si hay que comenzar por escribir el alfabeto, primero hay que establecer cuáles son las vocales. En eso consiste La edad de hierro, un primer intento por establecer cuáles son las vocales. Son programas que habría que desarrollar con metodologías lo más rigurosas posibles, a fin de que tengan eficacia pedagógica, valor educativo.

He establecido una especie de esquema que responde, en realidad, al itinerario de mis descubrimientos. Pero del mismo modo que este itinerario me ha servido a mí para ordenar una parte de mis ideas, tal vez pueda resultar de utilidad para otras personas. Éste es el sistema pedagógico que empleo. No trato de pensar de modo abstracto desde el exterior. No, lo que hago es repetir las experiencias por las que he pasado.

Se trata, pues, de un esquema verificado y corregido por el contacto con la realidad.

Sí. Otro grave error de nuestra época es eso de querer resumirlo todo: no se resume nada, no se puede resumir. Uno puede encontrar la forma de decir de modo claro y fácilmente comprensible cosas que podrían incluso resultar abstrusas, pero con los resúmenes, con los digest, no se llega a nada. Realmente, la forma en que se entiende la labor divulgativa en el mundo moderno constituye un atentado a la divulgación. Más bien consiste en una pátina superficial de conocimiento, un mero atisbar desde lejos las cosas para luego insertarlas en teorías que se quedan en meras teorías, que no se corresponden con ninguna realidad histórica.

Se encuentra un modo atractivo de expresar una teoría y así se comercializa un proyecto que debería tener una finalidad muy distinta. ¿Cuál ha sido una de las tareas a las que mayores esfuerzos ha dedicado el hombre? Someter al hombre. Los intentos de someter al hombre son infinitos: se ha recurrido a la magia, a la elocuencia, a la retórica, a la historia… Se ha intentado de todo para que el hombre se sometiera al hombre, de tal manera, además, que esa esclavitud se pareciera lo más posible a un acto voluntario, que al fin y al cabo es lo que menos esfuerzo requiere.

La mejor forma de tener un esclavo es conseguir convencerle de que es hermoso y libre y de que cumple una tarea necesaria y buena. Es lo que, en términos modernos, se llamaría una forma de condicionamiento. En la época moderna este proceso se ha racionalizado, se ha vuelto científico.

En este contexto, el arte debería aspirar a liberar del condicionamiento…

Claro, esa debería ser la gran misión del arte. Pero el arte siempre ha tenido también la finalidad opuesta. ¿Acaso Virgilio no fue un propagandista del Imperio Romano?

El propósito manifiesto de toda su obra es la exaltación de un determinado mundo. Es un hecho que me parece absolutamente evidente. Por supuesto, Virgilio era además un extraordinario poeta que indudablemente actuaba de buena fe: admiraba sinceramente aquella cultura, así que se veía empujado a dirigir todas las cosas hacia ella.

Creo que hoy, que podemos pensar en términos más científicos y se ha producido una cierta evolución del espíritu democrático, habría que abrir mucho más el abanico de las elecciones, pero es preciso que sean auténticas elecciones, no meras falsificaciones, es decir, hay que ofrecer la posibilidad de elegir sobre la base de un conocimiento verdadero de las cosas. Sin embargo, hoy las elecciones se basan siempre en eslóganes y en verdades estereotipadas.

domingo, 11 de julio de 2010

Viejo con árbol, del Negro Fontanarrosa




A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del ferrocarril. Al otro costado, descampado y un árbol bastante miserable. Después las otras dos canchas, la chica y la principal. Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo.

Había aparecido unos cuantos partidos atrás, casi al comienzo del campeonato, con su gorra, la campera gris algo raída, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y la radio portátil en la mano. Jubilado seguramente, no tendría nada que hacer los sábados por la tarde y se acercaba al complejo para ver los partidos de la Liga. Los muchachos primero pensaron que sería casualidad, pero al tercer sábado en que lo vieron junto al lateral ya pasaron a considerarlo hinchada propia. Porque el viejo bien podía ir a ver los otros dos partidos que se jugaban a la misma hora en las canchas de al lado, pero se quedaba ahí, debajo del árbol, siguiéndolos a ellos.

Era el único hincha legítimo que tenían, al margen de algunos pibes chiquitos; el hijo de Norberto, los dos de Gaona, el sobrino del Mosca, que desembarcaban en el predio con las mayores y corrían a meterse entre los cañaverales apenas bajaban de los autos.

—Ojo con la vía íalertaba siempre Jorge mientras se cambiaban.

—No pasan trenes, casi ítranquilizaba Norberto. Y era verdad, o pasaba uno cada muerte de obispo, lentamente y metiendo ruido.

—¿No vino la hinchada? íya preguntaban todos al llegar nomás, buscando al viejoí. ¿No vino la barra brava?

Y se reían. Pero el viejo no faltaba desde hacía varios sábados, firme debajo del árbol, casi elegante, con un cierto refinamiento en su postura erguida, la mano derecha en alto sosteniendo la radio minúscula, como quien sostiene un ramo de flores. Nadie lo conocía, no era amigo de ninguno de los muchachos.

—La vieja no lo debe soportar en la casa y lo manda para acá íbromeó alguno.

—Por ahí es amigo del referí —dijo otro. Pero sabían que el viejo hinchaba para ellos de alguna manera, moderadamente, porque lo habían visto aplaudir un par de partidos atrás, cuando le ganaron a Olimpia Seniors.

Y ahí, debajo del árbol, fue a tirarse el Soda cuando decidió dejarle su lugar a Eduardo, que estaba de suplente, al sentir que no daba más por el calor. Era verano y ese horario para jugar era una locura. Casi las tres de la tarde y el viejo ahí, fiel, a unos metros, mirando el partido. Cuando Eduardo entró a la cancha —casi a desgano, aprovechando para desperezarse— cuando levantó el brazo pidiéndole permiso al referíí, el Soda se derrumbó a la sombra del arbolito y quedó bastante cerca, como nunca lo había estado: el viejo no había cruzado jamás una palabra con nadie del equipo.

El Soda pudo apreciar entonces que tendría unos setenta años, era flaquito, bastante alto, pulcro y con sombra de barba. Escuchaba la radio con un auricular y en la otra mano sostenía un cigarrillo con plácida distinción.

—¿Está escuchando a Central Córdoba, maestro? —medio le gritó el Soda cuando recuperó el aliento, pero siempre recostado en el piso. El viejo giró para mirarlo. Negó con la cabeza y se quitó el auricular de la oreja.

—No ísonrió. Y pareció que la cosa quedaba ahí. El viejo volvió a mirar el partido, que estaba áspero y empatadoí. Música ídijo después, mirándolo de nuevo.

Algún tanguito? —probó el Soda.

—Un concierto. Hay un buen programa de música clásica a esta hora.

El Soda frunció el entrecejo. Ya tenía una buena anécdota para contarles a los muchachos y la cosa venía lo suficientemente interesante como para continuarla. Se levantó resoplando, se bajó las medias y caminó despacio hasta pararse al lado del viejo.

—Pero le gusta el fútbol —le dijo—. Por lo que veo.

El viejo aprobó enérgicamente con la cabeza, sin dejar de mirar el curso de la pelota, que iba y venía por el aire, rabiosa.

—Lo he jugado. Y, además, está muy emparentado con el arte —dictaminó después—. Muy emparentado.

El Soda lo miró, curioso. Sabía que seguiría hablando, y esperó.

—Mire usted nuestro arquero —efectivamente el viejo señaló a De León, que estudiaba el partido desde su arco, las manos en la cintura, todo un costado de la camiseta cubierto de tierra—. La continuidad de la nariz con la frente. La expansión pectoral. La curvatura de los muslos. La tensión en los dorsales —se quedó un momento en silencio, como para que el Soda apreciara aquello que él le mostraba—. Bueno... Eso, eso es la escultura...

El Soda adelantó la mandíbula y osciló levemente la cabeza, aprobando dubitativo.

—Vea usted —el viejo señaló ahora hacia el arco contrario, al que estaba por llegar un córner— el relumbrón intenso de las camisetas nuestras, amarillo cadmio y una veladura naranja por el sudor. El contraste con el azul de Prusia de las camisetas rivales, el casi violeta cardenalicio que asume también ese azul por la transpiración, los vivos blancos como trazos alocados. Las manchas ágiles ocres, pardas y sepias y Siena de los mulos, vivaces, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y aprécielo así... Bueno... Eso, eso es la pintura.

Aún estaba el Soda con los ojos entrecerrados cuando al viejo arreció.

—Observe, observe usted esa carrera intensa entre el delantero de ellos y el cuatro nuestro. El salto al unísono, el giro en el aire, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio... Bueno... Eso, eso es la danza...

El Soda procuraba estimular sus sentidos, pero sólo veía que los rivales se venían con todo, porfiados, y que la pelota no se alejaba del área defendida por De León.

—Y escuche usted, escuche usted... —lo acicateó el viejo, curvando con una mano el pabellón de la misma oreja donde había tenido el auricular de la radio y entusiasmado tal vez al encontrar, por fin, un interlocutor válido—... la percusión grave de la pelota cuando bota contra el piso, el chasquido de la suela de los botines sobre el césped, el fuelle quedo de la respiración agitada, el coro desparejo de los gritos, las órdenes, los alertas, los insultos de los muchachos y el pitazo agudo del referí... Bueno... Eso, eso es la música...

El Soda aprobó con la cabeza. Los muchachos no iban a creerle cuando él les contara aquella charla insólita con el viejo, luego del partido, si es que les quedaba algo de ánimo, porque la derrota se cernía sobre ellos como un ave oscura e implacable.

—Y vea usted a ese delantero... —señaló ahora el viejo, casi metiéndose en la cancha, algo más alterado—... ese delantero de ellos que se revuelca por el suelo como si lo hubiese picado una tarántula, mesándose exageradamente los cabellos, distorsionando el rostro, bramando falsamente de dolor, reclamando histriónicamente justicia... Bueno... Eso, eso es el teatro.

El Soda se tomó la cabeza.

—¿Qué cobró? —balbuceó indignado.

—¿Cobró penal? —abrió los ojos el viejo, incrédulo. Dio un paso al frente, metiéndose apenas en la cancha—. ¿Qué cobrás? —gritó después, desaforado—. ¿Qué cobrás, referí y la reputísima madre que te parió?

El Soda lo miró atónito. Ante el grito del viejo parecía haberse olvidado repentinamente del penal injusto, de la derrota inminente y del mismo calor. El viejo estaba lívido mirando al área, pero enseguida se volvió hacia el Soda tratando de recomponerse, algo confuso, incómodo.

—...¿Y eso? —se atrevió a preguntarle el Soda, señalándolo.

—Y eso... —vaciló el viejo, tocándose levemente la gorra—...Eso es el fútbol.

miércoles, 7 de julio de 2010

De la globalización a la nueva economía - Entrevista con Alain Touraine







De la globalización a la nueva economía

Entrevista con el sociólogo francés Alain Touraine




Como suele suceder con las palabras usadas muy repetidamente, términos como "globalización" y "nueva economía", que figuran en el título de su disertación de hoy, dan pie a interpretaciones distintas. ¿Qué entiende usted por globalización y por nueva economía?

ALAIN TOURAINE:
Si usted acepta que yo sea provocativo por medio minuto le diría que hay una diferencia muy grande, que la globalización no existe y que la nueva economía existe. Pequeña diferencia.

Creo que la idea de globalización es una construcción ideológica que apareció básicamente después de la caída del Muro (de Berlín), pero que existía antes. Después de la Segunda Guerra Mundial nos acostumbramos a conocer en todas partes del mundo en forma muy distinta y muy opuesta, los dos sistemas que se puede llamar globales -es decir, económicos, sociales, nacionales-, pero a nivel nacional o supranacional, como la Cepal: comunistas, socialdemócratas... Había que reconstruir o construir países, entonces se movilizó aspectos de educación. A partir de los años 60, pero básicamente de los años 70, estos sistemas se paralizaron o se derrumbaron. El caso más importante fue el crecimiento soviético, que paró a comienzos de los años 70, cuando comenzó su declinación.
Yo diría que a partir de ese momento el proceso mayor que se ve es de desglobalización, es decir que lo que estamos observando es la separación de varios fenómenos. El más importante, del cual hablaremos después, es la rápida formación de una sociedad de la información.
Cuando uno se refiere a una nueva economía, básicamente, (habla de) la formación de un nuevo tipo de sociedad. Así como hubo una sociedad industrial, que se llamó después post-industrial, ahora podemos hablar de una sociedad de la información y hay libros muy conocidos que la analizan muy bien. Es un modelo estructural o, para utilizar el vocabulario del siglo pasado, (un modelo en el que) hay nuevas fuerzas de producción, nuevas relaciones sociales de producción, nuevos actores sociales, nuevos actores políticos, nuevos debates, etcétera. Es un tipo de sociedad, una esfera.
Al lado de eso siempre hay una dimensión de cambio histórico; no se trata de qué es la sociedad industrial sino de cómo se entra a ella, de cuál es el proceso de industrialización. Para ser claros: si digo sociedad industrial es una cosa, si digo sociedad capitalista, socialista, dependiente, colonizada, no estoy hablando de un tipo global de sociedad sino de un proceso de transformación. El proceso capitalista es el más importante, pero también lo son otros, como el proceso socialista a través del Estado, el proceso de dependencia que América Latina conoce muy bien...

Primera cosa: no hay que confundir estos dos enfoques de análisis. Una cosa es el desarrollo de la sociedad de la información; después viene una serie de transformaciones.


EC - ¿Por qué sostiene que la globalización no existe?


AT -
Porque las dimensiones que voy a mencionar ahora me parecen básicamente independientes. Todos esos procesos de transformación me parecen en sí independientes de la formación de la sociedad de la información. Después de todo, hay una sociedad de la información que se crea en China, que no es un país libre, especialmente capitalista. Hay por lo menos tres, cuatro o cinco dimensiones, pero tres serán suficientes. Primero, la trasnacionalización del comercio mundial, que está en aumento, y de las grandes empresas que se transforman de centros nacionales en redes internacionales; es muy interesante. Eso es un cambio; habría que limitarlo, pero hay que admitir que es un cambio grande.
Después hay otro cambio, aún más grande, pero que no tiene mucho que ver con todo esto: es el hecho de que el capital financiero se ha desarrollado mucho más que el comercio internacional. Hoy en día el comercio internacional representa entre 1% y 2% de los movimientos de capitales. Si desapareciera el comercio internacional -lo que es un peligro-...

Volviendo atrás, quiero llamar la atención sobre el hecho de que el comercio internacional en muchos aspectos ha disminuido, porque México ahora es parte del Nafta y el mundo europeo es una unidad. Y nosotros, en Europa, hacemos el 80% de nuestro comercio dentro de la Unión Europea desde un punto de vista técnico. Por supuesto que el comercio entre Francia, Italia y Alemania ha aumentado, pero si usted considera el comercio francoalemán como interior de la Unión Europea se puede decir que hay una trilateralización de la economía, más que una globalización.


EC - El ejemplo de México va en la misma dirección. México está formando parte del Nafta; Uruguay, Brasil, Argentina y Paraguay estamos formando parte del Mercosur, por lo tanto esa parte del comercio es regional.



AT - No es un argumento en contra del tema de la globalización. El tema de los movimientos de capitales me parece muy importante, incluso no todos con aspectos negativos. Se puede decir que cuando el Fondo (Monetario Internacional) da 45 billones de dólares a Brasil -que saca de otra parte- esto no necesariamente tiene efectos negativos; creo que en este caso fue positivo. Pero es cierto que hay lo que se llama "efecto dominó"; hay capitales que van por el mundo buscando una tasa de interés superior o una tasa cambiaria superior, lo que está en gran parte disociado de la mundialización de la economía o de los intercambios.

Una tercera dimensión, que después de todo fue ideológica o socialmente la más importante, fue que se terminó la Guerra Fría y se creó una situación hegemónica a favor de Estados Unidos. Hay un solo mundo. Militarmente nadie discute la hegemonía norteamericana; a nivel cultural mucha gente la discute. Hay que ver los programas de televisión en Montevideo para ver que existe una hegemonía -o, al menos, una predominancia fuerte- norteamericana.


EC - Hasta ahora no habló prácticamente nada de los medios de comunicación.


AT - Los medios de comunicación son parte de la sociedad de la información. Yo estaba hablando de la televisión, dominada por los Estados Unidos. Pero si usted suprime la dominación norteamericana de una manera u otra no suprime la televisión; son factores distintos. Lo que quiero decir es que hay una ideología que sucede y destruye a la anterior, que era la de modelos integrados de desarrollo nacional. Se ha creado este modelo, que incluso se ha definido de manera negativa: el famoso "Washington Consensus" es una serie de definiciones en cuanto a eliminar las barreras, las fronteras, los aranceles. Es "laissez faire, laissez passer" en el sentido del siglo XIX.
Eso dura algunos años porque es una visión increíblemente débil de la economía, entonces rápidamente la gente empieza a notar que esa visión puramente comercial e internacional de la economía no corresponde mucho. Tres o cuatro años atrás participé en una reunión en Washington organizada por el BID y por el gobierno japonés; los japoneses atacaron muy fuertemente este modelo. Y con razón; ningún economista con el que usted habla en la calle puede tomar en serio este modelo. Si usted le pregunta a un economista cualquiera cuál es el factor más importante de crecimiento de una economía, le va a decir -todos le dicen lo mismo- que es la educación.

En una palabra -es una idea muy elemental pero muy importante de la economía, expresada y desarrollada en particular por (Robert) Solow, un Premio Nobel en Economía norteamericano que todos conocemos-: la economía es muy sencilla. Como primer paso (está la) educación, y se necesita capital y trabajo. Después viene lo que llamamos el crecimiento autosostenido: hay que tener calles, teléfonos, escuelas, administración pública. Es más diversificado y hay más factores internos. Cuando se pasa a la etapa superior se habla en general de desarrollo sostenible o duradero. Dicen que los factores son aún más importantes y que las cosas más nuevas son las posibilidades -los riesgos, como dicen los sociólogos- de ruptura ecológica, nuclear, social, con minorías del tipo que sea, dualización extrema de la sociedad... Si hay un teorema sencillo en economía es que cuanto más avanzada es la economía más diversos y más internos son los factores de éxito o de fracaso. Eso es casi evidente, una prueba inmediata.
Conocimos en estos 10 últimos años varias crisis que fueron regionales pero que en cada momento se podían transformar en una crisis mundial. ¿Qué es lo que llama la atención antes que nada? Los factores nacionales de esas crisis. La más grave, por la importancia de ese país, fue la rusa de agosto de 1998. Usted piensa que son los capitales internacionales los que han desencadenado tal crisis. Obviamente fue la ausencia de Estado, la ausencia de administración pública y la fuerza de la mafia en Rusia. Incluso en Japón hubo una crisis muy grave también. Japón era y es una economía muy fuerte, pero se formó una burbuja financiera que el gobierno -débil en general- no fue capaz de liquidar, y hubo una crisis que paralizó a la economía. ¿Qué le dijeron los seis al gobierno japonés, ya que Japón es el séptimo? Le decían: "Por favor, sea un poco más keynesiano, hay que tirar billones de dólares a la economía".


EC - ¿Qué conclusiones saca usted a propósito de los ejemplos ruso y japonés?


AT - De todos, también de Brasil -el caso de México ya es más complejo-: los factores políticos, sociales y financieros nacionales tienen un papel fundamental. Durante 10 años mucha gente dijo que no se podía hacer nada, dijo que no había diferencia entre izquierda y derecha, que es un pensamiento único, que todos son esclavos de la dominación financiera, no se puede hacer. Si no se puede hacer nada hay dos soluciones: una es el terrorismo y otra es el fascismo para destruir el sistema. Dejo de lado una visión neocomunista porque aparentemente no tiene mucho éxito en el momento actual. Lo vimos en Francia; allí durante 10 años se habló -incluso creo que se creó la palabra- de pensamiento único. ¿Cuál fue el resultado? Un aumento vertiginoso de la extrema derecha; hay algunos intelectuales de extrema izquierda que utilizaron estas palabras pero, finalmente, apoyando la política no de derecha sino de extrema derecha.
La cosa empieza a ser razonable cuando, por todos los motivos que acabo de mencionar, nos damos cuenta de que podemos hacer algo, de que la política educativa, la política de integración nacional, la política de formación de las elites, el concepto de jerarquía y autoridad son muy importantes. Hay que decir -vuelvo al segundo tema- que los norteamericanos no entendieron que el éxito americano de los 10 últimos años no es solamente debido a las nuevas tecnologías. Es nueva economía en el sentido de que es una vinculación completa entre nuevas tecnologías; la ciencia y el conocimiento son fundamentales y a veces mandan, pero otras son determinados por la tecnología. Luego hay nuevas formas de organización de la empresa -ahí están los cambios duros, con un cambio social alto-, un nuevo concepto de la jerarquía y básicamente de las filosofías de la empresa, que se expresaron en el modelo Silicon Valley. Es decir que desapareció el modelo tecnocrático que había sido diseñado 20 o 30 años atrás, la empresa disminuyó de volumen y se abrió al mercado. Este cambio del modelo de empresa es fundamental. Eso es la nueva economía.


EC - ¿Cuál es la conclusión? ¿Que el proceso de globalización que se intenta llevar adelante no es sustentable?



AT - No es exactamente eso. Una cosa es la sociedad industrial y otra es la sociedad capitalista. Es el intento de los ideólogos decir que es una sola cosa; en el momento actual, en los últimos 20 o 25 años, hemos visto un momento capitalista. ¿Qué significa capitalismo? No es una palabra política, es una cosa muy sencilla para los sociólogos: es la autonomización, la independización del sistema económico en relación a otros sistemas. La economía tiene sus criterios, no criterios políticos, religiosos, familiares, etcétera. A partir de los años 60 todos los países del mundo se dieron cuenta de que su sistema de postguerra ya no tenía fuerza, entonces hubo que destruirlos y abrirle la puerta al capitalismo, a la autonomización de los mercados o de los grupos financieros o de las grandes empresas. Eso aparentemente fue muy efectivo, ya que no hay ni un país en el mundo que no haya entrado en este camino. Creo que los últimos en entrar fueron los generales de Birmania, que no era una cosa tan magnífica. Incluso entre los países que entraron con más entusiasmo al sistema capitalista están los países que eran comunistas. No tengo la menor duda de que mañana Cuba será un país totalmente capitalista, incluso con algunas riquezas nacionales, como la tumba del Che o la barba de Fidel... Cuba vive básicamente del turismo, un turismo en general de baja calidad.
Me parece importante decir que este momento -que yo llamo de transición capitalista- tiene muchos efectos positivos. Tenemos un billón de gente -básicamente de Asia, pero también de América Latina- que entró al mundo del comercio internacional. No hay que olvidar que gente que antes vivía en una sociedad campesina no digo que viva bien, pero está entrando -en el caso chino son 300 millones de personas, bien o mal, en general mal- en esta economía de comercio.

Algunos años después de la caída del Muro empezamos a tomar una visión más crítica. Ya mencioné la crisis, pero voy a mencionar las dos cosas que, en mi opinión, tienen más peso. La primera es el aumento de las desigualdades a nivel mundial. En Estados Unidos la desigualdad aumentó más del 50%. No conozco las cifras para Uruguay, pero supongo que el caso uruguayo no fue muy diferente del de Argentina, que era un país -como Uruguay- con pocas desigualdades, donde hubo un aumento tremendo. En países como China, el aumento fue gigantesco. Esto significa también un aumento de la exclusión social; los informales -como se los llamaba en América Latina 20 años atrás- aumentaron.

En segundo lugar, algo que desde un punto de vista sociológico tiene más importancia es que mucha gente se siente amenazada en su cultura, no solamente por el cine o la televisión, sino también por la pérdida del idioma, la dominación de un modelo cultural, la "macdonaldización" del mundo, ese tipo de cosas. Creo que si hay fuerzas de oposición -(aunque) no hay muchas, por el momento hay actos de ruptura, tipo Seattle-...


EC - Se refiere a las manifestaciones que tuvieron lugar cuando se produjo la asamblea de la Organización Mundial del Comercio, o a las de ahora, en Washington, cuando la asamblea de mitad de año del Fondo Monetario y el Banco Mundial.


AT -
Sí, también hubo cosas en Londres. Eso indica voluntad de ruptura.


EC - ¿Qué representatividad tienen esos movimientos?



AT - Yo diría que no tienen representatividad. Significa que en algunas partes -en general de forma confusa- se dice "basta"; es una falta de confianza, la gente tiene una actitud retraída. ¿En qué condiciones eso puede ser transformado en una acción positiva? Digo siempre que a través de una defensa de tipo ecologista de la pluralidad de las culturas. La gente se siente atacada, más en su cultura que en su economía o en su sociedad. No digo que no haya ataques económicos o sociales, pero el hecho fundamental es el miedo a una hegemonía cultural, a una globalización de la cultura. Por eso mencionaba hoy a la televisión, al cine y a cosas de ese tipo.


EC - ¿Usted dice que es en el terreno de la cultura donde se va a dar la resistencia?


AT - Eso es. De la misma manera que 200 años atrás la resistencia se dio pacíficamente en el terreno de los derechos cívicos, los derechos políticos, y que 100 años atrás la resistencia se dio por la defensa de los derechos sociales, creo que ahora el terreno de conflicto y de lucha es la defensa o la creación del conocimiento de derechos culturales. Eso es lo que domina la vida política. El cambio fundamental estará en la imagen de la relación entre hombres y mujeres. Hace muy pocos años -no hace 20- que aceptamos la idea de que hombres y mujeres son iguales y diferentes. Se había aceptado bastante antes; Simone de Beauvoir decía que son iguales y no había que hablar de diferencias; otras decían que había que hablar únicamente de diferencias. Poco a poco, la opinión pública dice que mujeres y hombres son iguales pero diferentes, que son iguales porque son diferentes, que son diferentes porque son iguales. Es una visión muy importante.
A un nivel menos importante estamos observando -es un tema que viene de Estados Unidos- de la defensa de las minorías, muy visibles en el mundo occidental. Hemos visto por lo menos en 20 años la transformación de la imagen de los homosexuales; vemos también el tema los discapacitados, pero básicamente se trata de las minorías étnicas, lingüísticas y las minorías nacionales. Hay que ver lo que pasó en la ex Yugoslavia. Incluso no es un gran fenómeno, pero es un fenómeno importante el que sucedió en el Norte de este continente, donde hay una serie de movimientos indígenas que piden a la vez reconocimiento de su personalidad cultural y derechos de participación económica y política en marcos como Chiapas, uno de los más conocidos...


EC - Acabamos de tener un ejemplo reciente en Brasil, en ocasión de los 500 años del descubrimiento, cuando se produjo el estallido de protestas y movilizaciones de grupos indios que hasta hace poco tiempo no formaban parte del escenario del debate.


AT - Es cierto, con una observación: los indios en Brasil son mucho menos numerosos que en Chile, por ejemplo.


EC - Pero también se las ingeniaron para aparecer.


AT -
Claro. En Bolivia, en Ecuador en la región de Cotopaxi, en Guatemala todo el problema muy controvertido de Rigoberta Menchú... Se van formando movimientos que dicen "queremos ser diferentes e iguales, queremos ser a la vez ciudadanos y mayas" o lo que sea. Diría que a este nivel se ve un concepto de la sociedad que no responde solamente a la globalización.
Se ve dos imágenes de la sociedad: una sociedad integrada, cosmopolita, con modelos dominantes -en general norteamericanos-, y otra muy distinta, que insiste en la diferenciación, en el tema del multiculturalismo, que dice: "Muy bien; hay McDonald's en todas partes, pero también en Nueva York, París o en Londres hay restaurantes de todas partes, lo que no había antes". Este segundo fenómeno, incluso cuantitativamente, es más importante que el primero, entonces hay un reconocimiento -o rechazo, pero más un reconocimiento-, la gente quiere ser reconocida; empleo esta palabra porque la utilizó un filósofo canadiense-inglés, que decía que la democracia es la política del reconocimiento del otro.

Ahí veo una oposición total, realmente una oposición sociopolítica, pero ninguno de los dos campos rechaza la sociedad de la información, de la misma manera que los industrialistas y los asalariados entraron en conflicto pero los dos aceptaban la sociedad industrial. No hay que decir que hay que suprimir la sociedad de la información y volver a la sociedad local. Para utilizar las palabras usuales, el mundo global y el mundo local se oponen cada vez más y más uno al otro; hay gente que habla de localización.


EC - Me llama la atención que esos movimientos de resistencia de alguna manera están globalizados. Los temas, los motivos, los orígenes de esas resistencias culturales, por ejemplo étnicas, son generalizados en el mundo.



AT - Por supuesto. En el siglo pasado fue el movimiento obrero y fue el caso muchos siglos antes con los movimientos religiosos o campesinos, etcétera.


EC - Hay una globalización de la resistencia a la globalización.


AT - No, yo diría que hay en todas partes del mundo una toma de conciencia de que hay que oponerse a una visión puramente económica o financiera de la economía. La economía es parte de una sociedad y entonces en cada parte del mundo hay que revincular a la economía con la sociedad. La sociedad y la cultura no son las mismas en todas partes del mundo.


EC - A partir de esos movimientos de resistencia, ¿hacia dónde vamos? Particularmente en lo político, ¿en qué puede traducirse esto? ¿En políticas a nivel de gobierno?


AT - Voy a dar una respuesta muy fácil: el mundo de hoy, el de los 10 últimos años, es un mundo silencioso, donde no hay grandes conflictos sociales, no hay grandes discursos ideológicos o intelectuales, no hay grandes medidas, grandes políticas. Especialmente en América Latina, una cosa impresionante es que desapareció la izquierda; hasta cierto punto desapareció la derecha también, pero básicamente desapareció una izquierda que estaba muy comprometida con un modelo revolucionario.


EC - ¿A qué se refiere? Porque algunos oyentes deben estar preguntándose: "¿Cómo que desapareció la izquierda cuando en Uruguay el Encuentro Progresista tuvo el 40% en las últimas elecciones?".



AT - Eso me parece importante, estoy totalmente de acuerdo, pero yo no calificaría en el momento actual el programa del Frente como revolucionario. Me parece muy importante porque es tal vez el esfuerzo mayor realizado en América Latina para recrear una centro-izquierda o una izquierda. Tres días atrás se vio de manera limitada el surgimiento de una izquierda en la elección de Buenos Aires. Pero en general existe una demanda de reconstrucción de una política social. Esta política puramente liberal va a ser -y es- más y más insostenible. Incluso hay tendencias muy limitadas -en las que no tengo ninguna confianza-, como la Tercera Vía de Tony Blair. Los veo como matices de política de derecha. Sin embargo eso ya indica que hay que preocuparse por la educación, la salud, que uno no puede hablarle a la gente con un programa puramente liberal; no cambia mucho, pero...

Yo diría que en América Latina es una situación predominante que gente que se define como de izquierda, -como Ricardo Lagos o Fernando Henrique Cardoso- es gente que en realidad tiene una política de centro-derecha pero en oposición a políticas puramente de apertura liberal o capitalista. Creo que lo que vamos a ver en América Latina y en muchas partes del mundo es una evolución continua o discontinua de la centro-derecha actual, tipo De la Rúa, hacia una centro-izquierda y tal vez en un futuro más lejano, cuando los partidos de izquierda se hayan reconstruido y no sean solamente una mezcla de tendencias diversas como el PT brasileño, y puedan volver a ser partidos de gobierno.

Por el momento todavía no, pero el movimiento ha empezado. Incluso porque soy francés tengo que decir que el modelo francés actual, que fue condenado por los ingleses, los alemanes, etcétera, no digo que funcione bien, pero funciona menos mal que los demás regímenes europeos en términos de resultados económicos, la diferencia no es muy grande pero no hay paralización de la economía francesa, al contrario. Entonces, para el futuro veo dos cosas: primero, esta toma de conciencia de que se puede hacer algo, una vuelta a la conciencia de sus posibilidades, sus responsabilidades en cada país; segundo, que es evidente que todos los países se van a dar cuenta -especialmente en América Latina- de que hay que entrar a la nueva economía.


EC - ¿Qué quiere decir "hay que entrar a la nueva economía"?



AT - América Latina -salvo, en parte, Brasil- es un continente que no ha hecho ningún esfuerzo de investigación y de innovación. La parte de las patentes es casi nula.


EC - ¿Cuando dice "nueva economía" no habla de lo que otros denominan "economía.com", por ejemplo? Para algunos son términos equivalentes.


AT - Es mucho más. En Estados Unidos las industrias de la información representan el 8%. Es mucho pero no es mayoritario. Pero si usted considera los efectos de las computadoras, del sistema de computación mucho más rápido -especialmente en el mundo financiero- verá que más de la mitad de la economía norteamericana está transformada. No se trata solamente de Internet -se puede discutir; Internet es importantísima en el comercio, por ejemplo-; también es importante la creación de nuevas máquinas con un sistema de computación automatizado que eran imposibles antes.


EC - Usted dice que los países de América Latina tienen que entrar a la nueva economía...



AT - Los países de América Latina siempre han tenido una gran ausencia de preocupación por la investigación tecnológica, salvo San Pablo, en Brasil. En todas partes -especialmente en los países que se negaron a entrar a la sociedad industrial, como Argentina, que es un caso espectacular- se dieron cuenta de que hay que entrar a una sociedad post-industrial, que hay que desarrollar cientos de industrias automatizadas o de computación. Entonces hay dos prioridades para cualquier gobierno en el mundo, pero en especial en América Latina: primero, innovación tecnológica y transformación de la educación en relación a eso y, segundo, defensa o promoción de los derechos culturales y formación de una sociedad más compleja, más lejos del modelo jacobino que vino de Francia a estos países, especialmente a ustedes, la gente del Cono Sur.

Esas son las dos transformaciones más importantes que veo: por un lado hay que desarrollar la sociedad de la información y la nueva economía, y por otro hay que combatir este período de capitalismo salvaje que acabamos de vivir.

domingo, 4 de julio de 2010

Moonchild - King Crimson





Moonchild

Call her moonchild
Dancing in the shallows of a river
Lovely moonchild
Dreaming in the shadow
Of the willow.

Talking to the trees of the
Cobweb strange
Sleeping on the steps of a fountain
Waving silver wands to the
Night-birds song
Waiting for the sun on the mountain.

She's a moonchild
Gathering the flowers in a garden.
Lovely moonchild
Drifting on the echoes of the hours.

Sailing on the wind
In a milk white gown
Dropping circle stones on a sun dial
Playing hide and seek
With the ghosts of dawn
Waiting for a smile from a sun child.

viernes, 2 de julio de 2010

Poemas - Fernando Pessoa






Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.






Don Sebastián- Rey De Portugal

Loco, sí, loco, por querer grandeza
cual la Suerte no da.
En mí no cupo toda mi certeza;
por eso donde el arenal está
quedó aquel ser que tuve, no el que hay.

De mi locura, que otros se apoderen
con lo que en ella había.
¿Qué es sin locura el hombre
más que un animal sano,
cadáver aplazado que procrea?






Amor es lo esencial...

Amor es lo esencial.
Sexo, mero accidente.
Puede ser igual
O diferente.
El hombre no es un animal:
Es carne inteligente,
Aunque algunas veces enferma.