jueves, 20 de marzo de 2014

VIDA DE ESTE CHICO (Paul Auster)

En Informe del interior, Paul Auster plantea un viaje al mundo de su infancia para recuperar la perspectiva de un niño que el mundo adulto casi ha borrado, aun cuando reconoce ciertos vestigios todavía vigentes. La educación de un joven norteamericano de clase media, la vida en una ciudad mediana en los años cincuenta, la pasión por los deportes y la marca a fuego de ciertas películas constituyen los hitos de su vida como chico. También se reeditaron sus Ensayos Completos, un excepcional volumen que abarca libros enteros, artículos y entrevistas.



Juan Carlos Onetti recordaba haber tenido una infancia feliz, pero los reparos que le hacía a su propio recuerdo eran inevitables y onettianos. “Tal vez no exista un período de la vida tan profundamente personal, tan íntimo, tan mentiroso en el recuerdo como éste. Hay decenas de libros autobiográficos sobre el tema: la experiencia me ha enseñado a saltearlos. Ningún niño puede contarnos su paulatino y sorpresivo, desconcertante, maravilloso, repulsivo descubrimiento de su mundo particular. Y los adultos que lo han intentado padecen siempre de un exceso de perspectiva.”
Pues bien: comienzo más bien deprimente pero realista para abordar el último libro de Paul Auster, Informe del interior, que salvo en su última parte trata del niño que fue, y lo hace como una profunda inmersión del adulto en el niño, o sea, acepta de entrada y no oculta en absoluto el riesgo de ese “exceso de perspectiva” del que hablaba Onetti, salvo que explica que hay muchos momentos que no recuerda o en los que no se reconoce, como una pérdida de la relación adulto-niño, y la excursión se convierte así en una búsqueda por reconstruir eso que parece haberse perdido entre los doce y los catorce años. Y el primer resultado, desde ya, es una falta absoluta de sentimentalismo, un arranque un tanto apático si se quiere. Como si aquellos territorios de la infancia identificados con la aventura, el descubrimiento y la intimidad le fueran un poco ajenos. Pero Auster es Auster: no sólo está en buena posición para narrar su propia infancia sino que gradualmente va ganando el interés y el corazón del lector, y nos pone frente al ineludible espejo de la propia infancia. De todas formas, cualquier atisbo de infancia genérica válida para todos, es, apenas, un telón de fondo para recortar la suya, que resulta a su vez una historia cultural de la infancia de un chico norteamericano crecido en la posguerra.
Cuando Auster deja de ser niño, cuando Auster deja la adolescencia, el hombre no sólo está por llegar a la luna sino que ya fue enviado a Vietnam. Es otro mundo. Es otra historia.

UN NIÑO MODELO

Paul Auster tiene las mismas sospechas que Onetti acerca de lo engañoso que puede resultar recordar la propia infancia, paraíso perdido si los hay, entre todos los paraísos perdidos posibles. Descree de sus recuerdos. Dice (narrando en segunda): “La única prueba que posees de que tus recuerdos no son enteramente engañosos es el hecho de que a veces incurres en la misma forma de pensar. A tus sesenta y tantos años persisten vestigios, el animismo de la primera infancia aún no se ha desterrado por completo de tu intelecto, y todos los veranos, cuando te tumbas en la hierba, observas las nubes viajeras y ves cómo se transforman en caras, en pájaros y animales, en estados, países y reinos imaginarios. Las rejillas de los coches te siguen sugiriendo dientes y el sacacorchos continúa siendo una bailarina de ballet”.
¿Qué busca Auster en su infancia? Uno sospecha al comienzo que puede tratarse de una imposición entre personal y literaria. Si en Diario de invierno se hacía foco en el cuerpo –su madurez, el proceso de envejecimiento, los efectos del paso del tiempo– este “informe del interior” vendría a ser su reverso y complemento perfectos: aquello primigenio y no mancillado aún ni por el tiempo ni por la sociedad, que constituye la primera hora de la vida; esos años que el tiempo se encargará tanto de mistificar como de borrar, convirtiendo la infancia en un ensayo, un borrador. Pero la verdad es que Paul Auster, si se hizo un encargo a sí mismo, también se superó a sí mismo al cumplir con el encargo. Hay aquí una resonancia de un gran libro como La invención de la soledad (la ausencia casi completa del padre, salvo en unos pocos recuerdos, es notable y casi clamorosa en Informe del interior) y un impulso por ir más allá del “programa” más obvio de un libro sobre la propia educación sentimental.
Paul Auster gradualmente irá revelando que era un chico norteamericano modelo, no en sentido virtuoso sino más bien como la horma que encaja perfectamente en el molde de los normales años cincuenta... (hasta que descubre un leve desvío de lo normal, su judaísmo, el de sus padres). Pero antes de esa revelación afirma: “En aquella época tus circunstancias eran las siguientes: la Norteamérica de mediados de siglo, madre y padre; triciclos, bicicletas y carritos; radio y televisión en blanco y negro; coches con palanca de cambios normal; dos apartamentos pequeños y después una casa en un barrio de las afueras; salud precaria al principio y después más adelante la fortaleza física normal de la niñez; colegio público; familia de esforzada clase media; ciudad de quince mil habitantes poblada de protestantes, católicos y judíos, todos blancos salvo por algunos negros; una hermana pequeña y ocho primos hermanos; tebeos, sopa Campbell’s, pan de molde Wonder y guisantes de lata, coches con el motor trucado y cigarrillos a veintitrés centavos el paquete...”
En ese contexto, el niño Paul irá creciendo en una escuela “progre” que aplicaba un plan educativo tal que evitaba que los alumnos tuvieran que hacer tareas en su hogar, algo que –si uno piensa en su infancia– es revolucionario, abría la tarde entera a otro mundo, y que por supuesto se cortaría abruptamente al entrar en el secundario. Y también se convertirá en un fanático absoluto del béisbol y el fútbol americano, y en general todos los deportes. No es en absoluto, la suya, la historia de un chico tímido, minusválido o hipersensible, y en verdad, si nos dejásemos llevar por ciertos prejuicios y estereotipos, poco y nada de lo que aquí se narra llevaría al retrato del artista cachorro. Pero tampoco se trata de la historia de un patán. Es más bien la historia de la construcción de esa perspectiva de Onetti, en el esfuerzo simultáneo de no reducirla a la medida del chico y no licuarla en la visión del adulto. Es la reconstrucción de la perspectiva sobre la infancia, una que no sea totalmente adulta ni totalmente infantil. Y eso a lo que Auster logra acercarse mucho en la primera parte del libro (el “Informe del interior”) lo consuma en plenitud en la segunda parte, “Dos golpes en la cabeza”.

CINE DE TERROR

Esos “dos golpes en la cabeza” son dos films vistos de chico: a los diez años, sus padres lo dejan con otro amigo a solas en una sala de cine para ver El increíble hombre menguante, de Jack Arnold. Se trata de la novela de Richard Matheson, quien también escribió el guión de la película. Paul no sólo no puede dejar de identificarse con un adulto que expuesto a una radiación ve convertirse su cuerpo en el de un chico de diez años como él (luego todo empeorará y se convertirá en una miniatura de diez centímetros) sino que en el horror fascinado y fascinante de la pantalla de la que no puede quitar los ojos, descubrirá la ausencia de Dios, la soledad absoluta del hombre, algo de lo que le espera en ese mundo adulto que parece negársele al hombre menguante. Paul Auster sale agobiado de la sala de cine.
A los catorce años, por televisión, en un programa llamado La película del millón de dólares, recibirá hasta el cansancio (el programa recurre al recurso de las repeticiones, así que el mismo film puede verse varios días a la semana en diferentes horarios) el segundo golpe en la cabeza, el mazazo de Soy un fugitivo, de Mervyn LeRoy. A la manera de Los miserables, un hombre que vuelve de la Gran Guerra y se enfrenta paulatinamente con la falta de trabajo (el film transcurre en 1919 pero refleja claramente la crisis de los años treinta, cuando fue realizado), se convierte en delincuente por una hamburguesa (un símbolo norteamericano) y va a parar a una prisión terrorífica, donde se lo somete a trabajos forzados. Escapa, adquiere otra personalidad, se convierte en un gran constructor de puentes, pero el pasado no lo suelta así nomás. Moraleja: siempre será un fugitivo, un marginal para la ley. Ya más crecido, lejos de Dios, Paul Auster descubre en este segundo film la injusticia social sin límites.
El relato de ambos films es impecable y quizás aquí el escritor sí logra la hazaña que el escéptico Onetti negaba como posible.

TAN NORTEAMERICANO

Informe del interior se publica en Argentina casi en coincidencia con la reedición de Ensayos completos de Paul Auster, donde conviven libros enteros como La invención de la soledad o A salto de mata con artículos breves (aquí se reproduce uno sobre Salman Rushdie, cuando el 14 de febrero se cumplen 25 años de la fatwa promulgada en su contra por Los versos satánicos) y entrevistas. Leer ambos libros (aun si se lee el de ensayos “a salto de mata”) más o menos en simultáneo permite obtener no solo un panorama abarcativo de Auster sino discutir un poco con esa idea/ imagen que lo coloca casi de espaldas a la cultura norteamericana, resaltando su estadía en París, su relación con poetas como Jacques Dupin y su cosmopolitismo y formación cool universitaria. En todo caso, esa imagen que acepta que Auster es a lo sumo representativo de la ciudad de Nueva York (donde reside desde los años setenta) y no de los Estados Unidos más profundos.


Informe del interior. Paul Auster Anagrama 328 páginas
Como él mismo subraya en varios momentos, su libro de infancia es no sólo un retrato oriundo de Nueva Jersey sino especialmente de Newark, una ciudad de quince mil habitantes donde descubrirse judío no era lo mismo que hacerlo en Nueva York, y donde años después tendría lugar una revuelta negra fuertemente reprimida. Su infancia es una infancia pueblerina. En fin, sin negar esa aura europea con la que se lo suele engalanar, la historia de este muchacho que amaba el béisbol es profundamente norteamericana y ayuda a apreciar un poco más esta cultura que en lo que va del nuevo siglo vuelve a resurgir de algunas cenizas. Y que tiene en Paul Auster un genuino producto, no insular ni sólo disidente de Vietnam. Ya se dijo: no es la suya la historia de un artista cachorro y tampoco la de un patriótico patán. Paul Auster es un escritor más complejo de lo que seguramente muchos han creído en su momento; alguien que a veces también se ha dejado seducir por cierta fluidez, cierta música del azar. Pero sin dudas, lo suyo tiene la solidez de aquello largamente enraizado en la vida familiar y social, en el pueblo y en la infancia. O es que habrá que aceptar que finalmente supo adquirir una perspectiva, sin caer en sus desbordes autocomplacientes.

lunes, 17 de marzo de 2014

Karl Marx sabía lo que decía: 5 predicciones del capitalismo moderno

Marx es inescacapable cuando observamos el reflujo de recesiones económicas, apatetitos imaginarios creados por el marketing, la globalización, los monopolios y las grandes ganancias del 1%.

 

Aunque el comunismo como modelo político haya perdido partidarios en los últimos tiempos, la teoría económica marxista sigue siendo de las más lúcidas para entender el modelo capitalista actual. En varios sentidos la mente detrás del comunismo es la que más claramente anticipó el consumismo y demás aristas del capitalismo moderno.
La revista Rolling Stone ha reunido 5 predicciones de la teoría marxista que pueden constatarse en el sistema económico actual, dotando de aires proféticos a Marx. En Los Hijos del Limo, Octavio Paz escribió: “las violencias y cambios del siglo XX confirman el genio apocalíptico de Marx”.

  
1. La gran recesión (la naturaleza caótica del capitalismo)
El patrón característico de agudo crecimiento y caída en el capitalismo fue descrito como “caótico” por Marx; el no tomar acción para contrarrestar esta tendencia produce siempre recesiones o depresiones económicas –esto hasta que se transforme la sociedad hacia un nuevo modo de depresión. Este patrón del materialismo histórico puede claramente presenciarse en la crisis ecónomica del 2008, precipitada por el colapso del mercado inmobiliario. Justamente debido a la utilización de instrumentos financieros, “capital ficticio”, en términos de Marx.

2. Apetitos imaginarios
Escribiendo hace 150 años Marx ya había detectado la tendencia del capitalismo, en búsqueda del crecimiento infinito, de crear falsas necesidades “la extensión de los productos y las necesidades se vuelve una especie de calculada y confabulatoria servidumbre a sofisticados apetitos imaginarios, inhumanos e innaturales”.  Un ejemplo patente de esto es la fiebre religiosa que generan gadgets como el iPhone 5, provocando enormes filas de fieles que buscan comprar el nuevo aparato cuando aún tienen un aparato perfectamente funcional que en realidad no difiere mucho (el iPhone 4). Como esto hay numerosos ejemplos.

3. La globalización del capitalismo
Como señala Sean McElwee en Rolling Stone, las ideas de la sobreproducción de Marx lo llevaron a predecir el esparcimiento del capitalismo por todo el planeta en búsqueda de  nuevos mercados. “La necesidad de un mercado en constante expansión corretea a los burgueses por toda la superficie del orbe. Debe arraigarse en todas partes, establecerse en toda partes y formar conexiones en todas partes”. Esto es lo que hoy llamamos globalización; de nuevo, Marx lo vio venir cien años antes y entendió por qué sucedería.

4. Monopolios
La teoría económica asume que la competencia se mantendrá de forma natural; Marx, más sagaz, notó que el poder del mercado se centralizaría en compañías monopólicas que se depredarían entre sí. No es difícil ver esta tendencia en el mundo globalizado: no sólo en Estados Unidos Wal Mart ha desplazado tiendas locales de pequeños empresarios, también en México han desaparecido minoristas a favor de gigantes que a veces usan otros nombre para poder penetrar el mercado sin que haya alarmas de monopolio. Grandes conglomerados de medios, telefónicas y petroleras son algunos otros ejemplos.

5. Salarios bajos, grandes ganancias (Ejército industrial de reserva)
Marx argumentó que los salarios serían mantenidos bajos por un ejército industrial de reserva. Los capitalistas siempre querrán pagar lo menor posible, lo cual es fácil de hacer cuando hay tantos trabajadores flotando por ahí. Después de una recesión, lo que ocurre es un alto índice de desempleo que haría que los salarios se mantuvieran en cifras bajas, mientras las ganancias se elevan. El Wall Street Journal justamente ha detectado esto en la actualidad: mientras las ganancias corporativas crecen “con una característica marxista”, sigue habiendo una gran cantidad de desempleados.


Robert L. Heilbroner escribe: “Volteamos a Marx, no porque sea infalible, sino porque es inescapable”.

sábado, 15 de marzo de 2014

Toshiko Hirata - El hombre sin brazos



Un hombre sin brazos estaba de pie
Separados por un semáforo
parecido a un puente colgante
él y yo nos enfrentábamos cara a cara
Él no tenía brazos
El semáforo cambió su luz a verde
y el hombre vino hacia mí
Yo, fingiendo estar preocupada por algo
me puse a caminar mirando mis zapatos
Después de cruzarme con él
y llegar a la otra orilla
corté el puente y volví mi rostro
Miré su saco viejo
y por un rato contemplé sus dos mangas vacías

Fui yo quien cortó sus brazos
Como si quitara unas ramas innecesarias
se los separé con una sierra
para que no pudiera tomar el volante
para que no pudiera salir abriendo una puerta
para que no se fuera con una mujer
para que no le pudiera agarrar los senos
para que no pudiera ahorcarla
Lo aserré con todas mis fuerzas
Por ser la primera vez lo hice bien
Él también me alabó; lo hiciste excelente
Su cuerpo amputado
quedó sobrio como un árbol del invierno

Pero
Los brazos no dejan de renacer
Para cuando llegue al cuarto de esa mujer
las dos mangas vacías de su saco
se habrán llenado de algo parecido a unas ramas
Aunque se corte su cuerpo por el dorso
los brazos renacerán tantas veces


Traducción: Kazunori Hamada

jueves, 13 de marzo de 2014

Una charla sobre la verdad y lo sublime con Werner Herzog

La metafísica no suele ser un tema muy apropiado para una conversación con un cineasta. En esta conferencia, dictada en Milán tras la proyección de su película Lecciones en la oscuridad, el director alemán se convierte en una afortunada excepción, al hallar las claves de la verdad, lo absoluto y lo sublime muy cerca del set de grabación.



El colapso del universo estelar
ocurrirá
–como la Creación–
con majestuosa belleza.

Blaise Pascal

Las palabras que sirven de introducción a mi película Lecciones en la oscuridad, atribuidas a Blaise Pascal, son en realidad mías. El mismo Pascal no habría podido decirlo mejor.

La cita, falsificada y a la vez no, según lo demostraré más adelante, debería servir como primer indicio del tema que intentaré desarrollar. En todo caso, reconocer algo falso como tal no contribuye en sí mismo para prácticamente nada.

Podrían preguntarse por qué haría tal cosa. La razón es simple y nace de consideraciones prácticas, no teóricas. Al poner esta cita como encabezado, elevo al espectador antes de que haya visto siquiera el primer fotograma, de tal forma que entre a la película desde un nivel más alto. Y yo, como autor de la película, no lo dejo descender de ese nivel hasta que esta concluya. Solo en ese estado sublime se hace posible alcanzar algo más profundo, un tipo de verdad que es enemiga de lo puramente fáctico. Yo la llamo “verdad extática”.

Después de la primera guerra en Irak, mientras en Kuwait ardían los campos de petróleo, los medios –me refiero en especial a la televisión– no estaban en condiciones de mostrar algo que era, más allá de un crimen de guerra, un evento de dimensiones cósmicas, un crimen contra la Creación misma. En Lecciones en la oscuridad no hay una sola imagen en la que nuestro planeta sea reconocible; por esta razón, la película ha recibido el rótulo de “ciencia ficción”, como si solo hubiera podido ser filmada en una galaxia distante, hostil. Durante su estreno en el Festival de Cine de Berlín, el filme se tropezó con una orgía de odio. Entre los gritos furibundos de la gente lo único que pude entender fue “estetización del horror”. Y cuando me encontré amenazado y escupido en la tarima, solo se me ocurrió una respuesta banal. Les dije: “Cretinos, eso fue lo que hizo Dante en su ‘Infierno’, es lo mismo que hicieron Goya y Hieronymus Bosch”. Cuando estuve en aprietos, invoqué sin pensarlo a los ángeles guardianes que nos familiarizan con lo absoluto y lo sublime.

Lo absoluto, lo sublime, la verdad... ¿Qué significan estas palabras? Debo confesar que es la primera vez que intento resolver estos interrogantes por fuera de mi trabajo, el cual entiendo, primero y sobre todas las cosas, en términos prácticos.

Tengo que declarar desde ya una limitación: no aventuraré una definición de lo absoluto, aunque ese concepto proyecte su sombra sobre todo lo que diga aquí. Lo absoluto representa un dilema incesante para la filosofía, la religión y las matemáticas. Probablemente serán las últimas las que más se acerquen a una respuesta cuando alguien pruebe por fin la hipótesis de Riemann, un problema relacionado con la distribución de los números primos que permanece sin respuesta desde el siglo xix y toca lo más profundo del pensamiento matemático. Hay un premio de un millón de dólares esperando a quienquiera que lo resuelva, y un instituto de matemáticas en Boston ha estimado que pasarán mil años antes de que a alguien se le ocurra una forma de probarlo. Esta pregunta ocupa a los matemáticos desde la época de Euclides, hace 2.500 años; si Riemann y su brillante hipótesis estuvieran equivocados, habría una conmoción inimaginable en las matemáticas y las ciencias naturales. En cuanto a mí, apenas estoy en condiciones de empezar a comprender vagamente lo absoluto, no estoy en capacidad de definir el concepto.
La verdad del océano
Me quedaré por ahora en el confiable terreno de lo práctico. Si bien la verdad es inasible, quisiera narrarles un encuentro inolvidable que tuve con ella cuando rodaba Fitzcarraldo. Estábamos filmando en la selva peruana al este de los Andes, entre los ríos Camisea y Urubamba, donde después arrastraría un enorme barco de vapor a través de una montaña, cuesta arriba y cuesta abajo. Los indígenas que vivían ahí, los machiguengas, constituían la mayoría de los extras de la película y nos habían dado permiso para rodar en su tierra. Además del pago, pedían otros beneficios; querían entrenamiento para el doctor local y un barco para poder llevar ellos mismos sus cosechas hasta el mercado, algunos cientos de kilómetros río abajo, y así no tener que venderlas a través de intermediarios. Por último, pedían respaldo en su lucha por conseguir un título de propiedad sobre la tierra comprendida entre ambos ríos. Hasta entonces, una compañía tras otra se había aprovechado del terreno para saquear las reservas locales de madera y, recientemente, varias firmas petroleras habían puesto también sus avaros ojos sobre esa tierra.

Cada petición que presentábamos con el fin de conseguir una escritura se desvanecía en la laberíntica burocracia provincial. Incluso nuestros intentos de soborno fallaron. Finalmente después de ir hasta el ministerio responsable de esas cosas en Lima, la capital, me dijeron que, aun si fuera posible pelear por un título de propiedad basándose en argumentos históricos y culturales, había dos impedimentos. Primero, el título no aparecía en ningún documento legalmente verificable, sino que se fundamentaba en testimonios de oídas, irrelevantes para el caso. Segundo, nadie había inspeccionado nunca el territorio para demarcar sus fronteras.

Con el fin de solucionar lo segundo, contraté a un topógrafo que suministró a los machiguengas un mapa preciso de su tierra. Tal era mi papel en su verdad: una delimitación, una definición. Admito que terminé discutiendo con el topógrafo. Según me explicó, el mapa no era del todo correcto: no correspondía a la realidad porque no tomaba en cuenta la curvatura de la tierra. “¿En semejante pedazo de tierra tan pequeño?”, pregunté a punto de perder la paciencia. “Por supuesto”, dijo enfadado y me pasó su vaso bruscamente. “Incluso cuando se trata de un vaso con agua hay que ser claros al respecto: no estamos lidiando con una superficie plana. Usted debería ver la curvatura de la tierra tal como la vería en un océano o en un lago. Si fuera capaz de percibir la tierra tal como es, la vería curva, pero usted es demasiado simple”. Nunca olvidaré esa dura lección.

martes, 11 de marzo de 2014

Top 10 Amazing Libraries

1. Nigella Lawson's Private Library, LondonUp until the unfolding of recent events, the voluptuous domestic goddess Nigella Lawson housed an overflowing private library in her Belgravia home. Holding over 6000 cookery books in floor to ceiling shelves – including her personal favourite Anna del Conte's Entertaining all'Italiana – later additions to her collection are piled up around Lawson's desk, where she is pictured here, perhaps plotting a future undoubtedly delicious recipe.



 2. Admont Abbey Library, Austria
Reminiscent of the beautiful technicolour library in Disney’s Beauty and the Beast, the library at Admont Abbey in Austria is a thing of wonder. The 70 metre long room holds over 70,000 volumes, overlooked by pastel painted murals and ornately carved, gold trimmed walls. Built in 1776 it is the largest monastic library in the world.




3. George Peabody Library, Baltimore
Something of a success story, George Peabody worked his way up from modest family life to become one of the wealthiest, and most generous men of the past century. Funding numerous projects, museums and libraries in both the UK and America throughout the early 1800s, Peabody built this particular library as an outstanding gift to Baltimore for their ‘kindness and hospitality’. A man applauded for his own kindness worldwide, Peabody was the first American to be interred in Westminster Abbey with full honours.




4. The Walker Library of the History of Human Imagination, Conetticut
Inspired by the designs of artist M.C. Escher, this fascinating space is the private library of celebrated inventor and entrepreneur Jay Walker. Over 20,000 volumes and artefacts celebrating the limitless creativity of the human mind are enclosed in the multi-tiered room, surrounded by floating platforms and illuminating glass panels.



 

5. Diane von Furstenberg's Private Library, California Legendary fashion designer Diane von Furstenberg describes her Cloudwalk home as her 'salon, sanctuary and archive'. Bathed in bright light, the shelves are home to an expansive collection of fashion related tomes, with four wheeled ladders making them easily accessible. Art Deco chairs and a plush sofa enforce Furstenbergs theory that a library 'should be filled with light and comfortable furniture'.




 
6. The Austrian National Library, Vienna
The largest library in Austria, this enormous building is the epitome of grandeur. It houses some 7.4 million items within its extensive archives, collections and museums, including rare literary works, fine art and an impressive selection of historical globes.




  
7. Karl Lagerfeld's Private Library, ParisHome to over 60,000 tomes – making it one of the largest private collections in the world  – the library at Chanel maestro Karl Lagerfeld's Parisian aparment is a modern marvel. Split level steel bookcases are bursting with art and fashion based literature, stacked horizontally and accessible by wheeled ladders and a minimalistic spiral staircase.




 
8. Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale
Designed by prize winning architect Gordon Bunshaft, the Yale University Library celebrated its 50th anniversary last year. Holding over 500,000 volumes and millions of manuscripts, the library is the largest of its kind in the world.




  
9. Public Library of CincinattiSadly no longer existent, this incredible space served as the Public Library of Cincinatti for over 80 years. Originally designed as an opera house, some 200,000 books were encased in five tiers of cast iron alcoves, overlooking an impressive marble floored grand hall. The space – which also included a fiction alcove, art and newspaper rooms – eventually became too small to house the ever growing collection, and was demolished after its contents were moved to a more spacious home.




  
10. Raza Library, IndiaAlthough it looks like something from a fairy tale, this beautiful building is home to the Raza Library in Rampur, India. Housing an expansive collection of rare manuscripts, hand written palm leaves and miniature paintings. It was created by Nawab Faizullah Khan, who ruled the area in the late 1700s. The collection is now owned and managed by the Government of India.

sábado, 8 de marzo de 2014

El día que Maradona conoció a Pablo Escobar

 

En una entrevista radial, Maradona contó los detalles de su encuentro con el narcotraficante Pablo Escobar:


“En el 91 (Guillermo) Coppola, me dijo que una persona muy importante de Colombia quería pagarme una enorme cifra por jugar un partido amistoso, con algunos futbolistas como René Higuita. Cuando fui a Medellín, y me llevaron a una cárcel rodeada por miles de militares dije: ¿Qué mierda pasa, ¿me van a meter preso? jajaja… Cuando entré a ese lugar parecía un hotel de lujo de Dubai, ahí me lo presentaron, me dijeron: “Diego, él es el patrón”. Lo saludé y el tipo muy respetuoso, bastante frío, pero demostró amabilidad conmigo. Pero como yo de noticias y tele nada, no sabía muy bien quien era.

Luego me hizo pasar a una especie de oficina dónde me dijo que admiraba mi fútbol, y que se sentía identificado por mí, porque al igual que yo, él salió de la pobreza para triunfar. Lo que menos me imaginé es que acababa de poner al estado Colombiano de rodillas con el poder que tenía, y que si decía que alguien se moría, efectivamente se moría. Me dijo que como yo comulgaba ideas de izquierda, y que su intención solo era jugar un partido. Jugamos el partido, todos lo disfrutamos mucho. Luego a la noche se armó una fiesta con las mejores minas que vi en mi vida, y estaba en una cárcel! No lo podía creer. A la mañana siguiente me pagó y se despidió de mi de forma muy amable.




-¿Diego y que pensaste luego cuando te contaron que esa persona mando a matar mas de 10 mil personas y que era el capo del narcotráfico a nivel mundial?

-Mirá, con el tema del narcotráfico, soy el menos indicado para juzgar, pero el chavón pagaba a los campesinos para que le dieran la pasta de coca, pagaba a otros campesinos para que en sus laboratorios hicieran cocaína, y pagaba a los pilotos para que la llevaran a Estados Unidos. En fin, el tipo fabricaba un producto clandestinamente y lo vendía a gente que lo quería, él no los obligaba a nada, no? Además que no le robaba a nadie. En cambio los políticos son elegidos y roban la plata del pueblo, que viene hasta de los impuestos que se le cobra a una mama cuando compra leche para sus hijos. Entonces ¿cuál está eticamente peor?

Y con lo de las muertes, y bueno el chavón estaba en guerra contra el Estado por un motivo nacionalista, para que no se extraditaran ciudadanos colombianos a Estados Unidos, o sea que el país osea que el país no se bajara los pantalones. Y en una guerra muere gente. Entonces que queda para Bush que por petróleo mató cientos de miles de personas. Pero él no es malo, ¿no?
En una entrevista radial, Maradona contó los detalles de su encuentro con el narcotraficante Pablo Escobar:
“En el 91 (Guillermo) Coppola, me dijo que una persona muy importante de Colombia quería pagarme una enorme cifra por jugar un partido amistoso, con algunos futbolistas como René Higuita. Cuando fui a Medellín, y me llevaron a una cárcel rodeada por miles de militares dije: ¿Qué mierda pasa, ¿me van a meter preso? jajaja… Cuando entré a ese lugar parecía un hotel de lujo de Dubai, ahí me lo presentaron, me dijeron: “Diego, él es el patrón”. Lo saludé y el tipo muy respetuoso, bastante frío, pero demostró amabilidad conmigo. Pero como yo de noticias y tele nada, no sabía muy bien quien era.
Luego me hizo pasar a una especie de oficina dónde me dijo que admiraba mi fútbol, y que se sentía identificado por mí, porque al igual que yo, él salió de la pobreza para triunfar. Lo que menos me imaginé es que acababa de poner al estado Colombiano de rodillas con el poder que tenía, y que si decía que alguien se moría, efectivamente se moría. Me dijo que como yo comulgaba ideas de izquierda, y que su intención solo era jugar un partido. Jugamos el partido, todos lo disfrutamos mucho. Luego a la noche se armó una fiesta con las mejores minas que vi en mi vida, y estaba en una cárcel! No lo podía creer. A la mañana siguiente me pagó y se despidió de mi de forma muy amable.
-¿Diego y que pensaste luego cuando te contaron que esa persona mando a matar mas de 10 mil personas y que era el capo del narcotráfico a nivel mundial?
-Mirá, con el tema del narcotráfico, soy el menos indicado para juzgar, pero el chavón pagaba a los campesinos para que le dieran la pasta de coca, pagaba a otros campesinos para que en sus laboratorios hicieran cocaína, y pagaba a los pilotos para que la llevaran a Estados Unidos. En fin, el tipo fabricaba un producto clandestinamente y lo vendía a gente que lo quería, él no los obligaba a nada, no? Además que no le robaba a nadie. En cambio los políticos son elegidos y roban la plata del pueblo, que viene hasta de los impuestos que se le cobra a una mama cuando compra leche para sus hijos. Entonces ¿cuál está eticamente peor?
Y con lo de las muertes, y bueno el chavón estaba en guerra contra el Estado por un motivo nacionalista, para que no se extraditaran ciudadanos colombianos a Estados Unidos, o sea que el país osea que el país no se bajara los pantalones. Y en una guerra muere gente. Entonces que queda para Bush que por petróleo mató cientos de miles de personas. Pero él no es malo, ¿no?

Wes Anderson’s Favorite Films: Moonstruck, Rosemary’s Baby, and Luis Buñuel’s The Exterminating Angel



From Rotten Tomatoes’Five Favorite Films with Wes Anderson.”



Rosemary’s Baby (Roman Polanski, 1968): “This has always been a big influence on me, or a source of ideas; and it’s always been one of my favorites.”


A Clockwork Orange (Stanley Kubrick, 1971): “It’s a movie that’s very particularly designed and, you know, conjures up this world that you’ve never seen quite this way in a movie before.”


Trouble in Paradise (Ernst Lubitsch, 1932): “I don’t know if anybody can make a movie like that anymore—that perfect tone, like a “soufflé”-type of move. A confection, I guess.”




From the New York Daily News’ “Wes Anderson’s 10 Favorite New York Movies.”
 

Moonstruck (Norman Jewison, 1987): “I’ve always loved this script. It’s a very well-done Hollywood take on New York.”


Sweet Smell of Success (Alexander Mackendrick, 1957): “Here’s a classic staple of New York movies. The look of it is this distilled black-and-white New York and Clifford Odets writes great dialogue.”


Next Stop, Greenwich Village (Paul Mazursky, 1976): “I saw the movie many years ago and I don’t really remember much other than loving it. I love Paul Mazursky’s films. He’s a New Yorker who is a great writer-director.”




From the Criterion Collection’s “Wes Anderson’s Top 10.”


The Earrings of Madame de… (Max Ophuls, 1953): “Max Ophuls made a perfect film.”


The Taking of Power by Louis XIV (Roberto Rossellini, 1966): “The man who plays Louis cannot give a convincing line reading, even to the ears of someone who can’t speak French—and yet he is fascinating…. What does good acting actually mean? Who is this Tag Gallagher?”


Classe tous risques (Claude Sautet, 1960): “I am a great fan of Claude Sautet, especially Un coeur en hiver.”


The Exterminating Angel (Luis Buñuel, 1962): “He is my hero. Mike Nichols said in the newspaper he thinks of Buñuel every day, which I believe I do, too, or at least every other.”

viernes, 7 de marzo de 2014

José Manuel Caballero Bonald: Cuatro poemas







Defectuosa formación del plural



                                                                                       Disfraz, persona unitiva
                                                                                       Lezama Lima

Cuántos días baldíos
haciéndome pasar por lo que soy.

Máscara sin memoria, líbrame
de parecerme a aquel que me suplanta.

Uno solo será mi semejante





 
Fábula

Nunca serás ya el mismo que una vez
convivió con los dioses.

                               Tiempo
de benévolas puertas entornadas,
de hospitalarios cuerpos, de excitantes
travesías fluviales y de fabulaciones.

                                Tiempo magnánimo
compartido también con semidioses
errabundos y hombres de mar que alardeaban
del decoro taimado de los héroes.

Qué ha quedado, oh Ulises, de esta vida.

La historia es indulgente, merecidas las dádivas.
Los dioses son ya pocos y penúltimos.
Justos y pecadores intercambian sus sueños.





Mimetismo de la experiencia

Cuando leía porfiadamente y no
sin desazón a Henry Miller, iba
acordándome a trechos
de muchas horas canceladas, rostros
desdibujados en algún rincón, lugares
de inquietante vivir. Era penosa
la experiencia y más
que nada turbadora
por simple: asistía
como mi propio espectador
al paso de emociones, cuerpos, actos
sexuales que yo mismo veía ejecutados
por otro en mi memoria y que se restauraban
con un nuevo contexto
en el presente.

                              La práctica
de ciertos mimetismos del recuerdo
puede llegar a subvertir el orden
de esa usura de amor que el tiempo
salda. Y Henry Miller, transgresor
de leyes, irritante
por próximo, furiosamente
obseso de su intimidad,
no suponía para mí
más que un tenaz motivo de recuento
de situaciones olvidadas: cuartos
de hotel, burdeles, laberintos
de citas donde un cuerpo
siempre se hacía vagamente
clandestino, imágenes
ajadas como evanescentes
fotografías, hábitos
de una noche. Pero un hostil
y subrepticiamente enajenado
reencuentro conmigo, sostenía
el agobiante afán de cotejar
datos que sólo en parte me importaban.

Equívoca constancia de unos hechos
reconstruidos con retazos
de otros: no en el amor
sino en su deterioro se reagrupan
los fragmentos vividos.

                         Como ciertas
alucinantes fábulas de Lawrence Durrel
o de Sade (las que coinciden tal vez
en descifrar los infortunios de Justine),
la intervención de Miller agotaba
en mi memoria toda posibilidad
de ir acotando la experiencia
sin conjurar su lastre: nombres
aletargados, episodios
de efímero futuro, leves
fraudes de amor
que el aluvión del tiempo confundía
con las suplantaciones del orgasmo.

                         Espejo de violencia
de tanto azar de juventud, híbrida
educación, solitario o múltiple
terraplén de erotismo, no podía
atestiguarme sino con mi propia
represión inicial, abierta luego
a otras coherentes formas del amor.



 
Un cuerpo está esperando

Detrás de la cortina un cuerpo espera.
Nada es verdad si no es su encarnizada
inminencia, esa insaciable culpa
que a mí mismo me absuelvo aborreciéndome.
Nada es verdad. Un cuerpo está esperando
tras el mudo estertor de la cortina.

En la oquedad propicia del instante
que mientras más deseo más maldigo,
quiero amar este cuerpo, que él no muera
hasta que su orfandad esté cumplida.

Paredes resignadas, tinto el suelo
de mercenaria obstinación, allí
nos conducimos mutuamente
al voraz simulacro de la vida.
(La amarra del amor nos hace libres.)
Sólo yo estoy suspenso del engaño:
movible fuego oscuro,
mi memoria consume sus fronteras
entre las turbias órdenes del tiempo.
De todo cuanto amé, nada logró
sobrevivir a las abdicaciones.
(La noche se agazapa entre las telas
que un falaz movimiento hace carnales.)

Una mentira sólo está esperando
detrás de la cortina. Soy
mi enemigo: consisto en mi deseo,
busco a ciegas la luz, me reconozco
después de extraviarme, despedazo
ese espejo de muerte en que el placer
se asoma, expío
con mi turno de amor mi propia vida.
De un hilo funeral pendiente el cuerpo,
ya no es posible reducir su lastre.



JMCB, Jerez de la Frontera 1926
Premio Cervantes 2012
Cortesía: A media voz
Foto: Paco Sánchez

martes, 4 de marzo de 2014

The Monster Engine: Children’s Drawings Painted Realistically

Dave Devries takes sketches of monsters drawn by children purely from their imagination and renders them realistically giving them a truly devilish look. His collection of drawings and paintings form a 48-page book “The Monster Engine”.
Devries would project a child’s drawing with an opaque projector, and then faithfully trace each line. Applying a combination of logic and instinct, he then paint the image as realistically as he can using primarily acrylic, airbrush, and colored pencil.


 Says Dave Devries:
It began at the Jersey Shore in 1998, where my niece Jessica often filled my sketchbook with doodles. While I stared at them, I wondered if color, texture and shading could be applied for a 3D effect. As a painter, I made cartoons look three dimensional every day for the likes of Marvel and DC comics, so why couldn’t I apply those same techniques to a kid’s drawing? That was it... no research, no years of toil, just the curiosity of seeing Jessica’s drawings come to life.
 

















sábado, 1 de marzo de 2014

¿Vuelven la censura y los tabúes sexuales?

Pese al boom actual de la literatura erótica, la libertad de expresión en materia sexual está hoy amenazada por una serie de tabúes que incluso Cincuenta Sombras de Grey y sus seguidoras deben observar sin cuestionarlos.


  Arte de portada original de Karina Vagradova, para 'La mujer que desató el mayor escándalo sexual de todos los tiempos'.



El primero, y más evidente, pide ocultar en toda imagen la partes "vergonzosas" o "pecaminosas" del cuerpo, que vuelven a incluir las mamas. Eso puede causar sorpresa e incredulidad en España, que se lleva muy bien con los pechos femeninos y los exhibe con orgullo en las portadas de Interviú, en las pantallas de la tele, en los periódicos, en las playas y en los bares. Desde la península, cuesta entender que, en los Estados Unidos, un seno destapado durante medio segundo, aun con el pezón cubierto, le causara a Janet Jackson un bombardeo de críticas airadas, denuncias y multas.
Descubrí la nueva vigencia de este tabú cuando Amazon me pidió que cambiara la portada de mi novela La mujer que desató el mayor escándalo sexual de todos los tiempos para no censurarla en las búsquedas. El problema era que el diseño estaba basado en el cuadro de la pintora Karina Vagradova  que abre este post, en el que -como véis- aparecen dos mujeres semidesnudas.
No me valió de nada protestar, con firme cortesía, y argumentar que se trataba de una obra de arte y que por la misma regla de tres se deberían considerar obscenas La maja desnuda o la Venus de Botticelli. Al final, cedí y cambié la portada usando solo un detalle de un rostro del mismo cuadro, que en todo caso se adapta muy bien al libro.

  
  'La Maja desnuda' (1795-1800) de Goya. 



Recientemente, me tuve que enfrentar también a una censura más radical sobre el contenido: Booktango, una de las mayores empresas distribuidoras de libros electrónicos del mundo anglosajón, rechazó comercializar la edición inglesa de mi novela por considerarla "pornográfica". Acababa de chocar con el tabú de la pornografía con una obra de ficción que no contiene ninguna imagen gráfica. Para justificar su decisión, Booktango puntualiza que ellos distribuyen novelas eróticas, pero ninguna es tan explícita como la mía. Lo irónico es que, aun con su contenido sexual, mi obra es una distopía "que transmite, ante todo, mucho amor".
Afortunadamente, la competencia de Booktango, Smashwords, sí ha aceptado distribuir mi novela, así es que, de momento, me he librado también de esta forma de censura sin tener que hacer ningún cambio.



 'El nacimiento de Venus' (1484), de Botticelli


Lo preocupante es que las directivas sobre contendido de Amazon y de las otras grandes librerías anglosajonas también incluyen la prohibición de la pornografía y, por lo visto, lo que cabe en tal categoría no está bien definido. Así, incluso una novela de ficción que ya está publicada puede caer en desgracia de un día para otro, si alguien la denuncia.
De hecho, esto es lo que les ocurrió recientemente a otros autores: todo empezó el pasado 9 de octubre, día en que apareció un artículo en la revista inglesa The Kernel acusó a una serie de autores del género erótico de promover la violación, el incesto, la pedofilia y la zoofilia, criticando a Amazon por lucrarse con sus ventas.
Pocos días después, la BBC sugirió que Amazon podía tener problemas legales en Gran Bretaña por no tener un filtro sobre el contenido para adultos. Eso provocó que algunos de los mayores portales de venta de libros electrónicos en Gran Bretaña, incluyendo Amazon, eliminaran sin ningún preaviso algunos títulos de sus catálogos, junto con muchas otras novelas eróticas e incluso de otros géneros.
Muchos libros 'inocentes' han desaparecido, al menos por un tiempo, como efecto colateral de esta nueva caza de brujas. Además, en los casos en que sí aparecían violaciones, incesto, pedofilia o zoofilia, tampoco está claro que el propósito fuera, en todos los casos, promover esas conductas en la realidad. De otra manera, todas las ficciones policíacas que hablan de asesinatos deberían estar prohibidas.
El resultado es que se está imponiendo un estándar de ficción 'sexualmente correcta'. Ahora que la fortuna de un libro se determina en internet, y las mayores librerías online son anglosajonas, ese estándar y los tabúes que implica van penetrando poco a poco también en el resto del mundo, incluida España. Y vuelven los tiempos de la censura y las hojas de parra.

frames per second

 Director: Peter Jackson


 Director: Andrei Tarkovsky


 
 Director: Lars von Trier


Director: Wim Wenders