Julio 2010
Magia en las cuerdas. Eso es lo que ha podido escuchar cualquiera que tuviera en sus oídos las notas que Biréli Lagrène (Alsacia, 1966) ha extraído de una guitarra. Ya sea en el estilo ‘manouche’ o gypsy, en el jazz más convencional o en el campo de la fusión rockera, este verdadero maestro de las seis paralelas –también, consumado bajista en la línea de Pastorius y un más que eficiente vocalista– es toda una referencia. Ahora, por fin, llega a Vitoria, para rendir homenaje el próximo martes (Mendizorroza, 21.30 horas) a uno de los más grandes, con quien comparte su sangre gitana: Django Reinhardt, nacido hace ahora un siglo exacto.
–Desde que grabó su primer disco, siendo apenas un chaval, hasta ahora, ¿cuál ha sido la importancia para usted de esta leyenda?
–Desde muy pequeño oía su música en mi casa. He crecido escuchando su música. Además, el tipo de jazz gitano de Django Reinhardt se ha convertido en una tradición. De todas maneras, mucha gente intenta tocar ese estilo gitano. Y yo he sido uno de ellos.
–Viene a Vitoria con Didier Lockwood, con quien grabó un disco de homenaje a Stéphane Grapelli. ¿Se veía a sí mismo entonces en el papel de Django Reinhardt?
–No, puede que tocara esa música pero no era así. Además, yo no sólo toco en esa línea de jazz, aunque me resulta siempre algo fresco. Tanto Didier como yo queríamos ir hacia lo que Stéphane y Django hicieron en los años 30 y 40. Por supuesto que hicimos eso, pero con una aproximación distinta.
–Como comentaba usted, lo mismo toca jazz clásico que fusión. ¿Cómo desarrolló usted su gusto por todos estos estilos diferentes?
–En mi juventud, escuchaba todas las clases de jazz. Recuerdo que procuraba acceder a grabaciones de todos los tipos posibles de música. Era algo que me atraía mucho, sin importar el estilo concreto. De esta manera, el campo iba desde Django Reinhardt hasta el jazz rock de Weather Report. Quería aprenderlo todo. Y todavía sigo haciéndolo.
–Dicen que el aprendizaje es un camino sin fin.
–Absolutamente, absolutamente.
–Cuando usted ha usado el bajo, su sonido y estilo eran clavados a los de un gran maestro, Jaco Pastorius, con quien tocó en su día. ¿Cómo le recuerda?
–Tengo grandes recuerdos. Yo tendría 19 años o por ahí, hacia 1986. Era un privilegio para mí estar ahí tocando en trío con alguien a quien idolatraba. Era increíble estar en el escenario cerca de este monstruo. Ha sido uno de los más grandes artistas que he conocido en mi vida, aún hoy. Imagínese, haber escuchado tanto sus discos y poder ir de gira con él.
–¿Sigue usted tocando el bajo eléctrico, de cuando en cuando?
–Ya no. A veces, lo utilizo, cuando veo la ocasión.
Tocar con Lockwood
–Ha formado usted parte de numerosos proyectos, como Gipsy Project o su trío. ¿Tiene pensado llevar el que desarrolla ahora con Didier Lockwood a disco?
–No, no se trata de eso. Lo que sucede con Didier es que de cuando en cuando juntamos una banda para hacer unos cuantos conciertos juntos. Este verano hemos decidido tocar un poco más juntos, al cumplirse el centenario de Django Reinhardt.
–¿Tiene otra grabación en mente?
–Ahora mismo no. Cuando planteo grabar algo, ha de ser una cosa que realmente me guste, antes de entrar al estudio.
–Muchos guitarristas admiran su estilo. ¿Qué les recomendaría a los jóvenes que empiezan a tocar?
–Hay que estudiar lo más que se pueda con el instrumento y también escuchar la mayor cantidad de música posible, y tratar de recrearla con tu guitarra, con los discos. Ahora, con los compactos puedes acceder a mucha música, y no digamos ya con ‘youtube’. Ahora hay muchas más facilidades para aprender con la guitarra, y creo que eso está muy bien.
–Hay guitarras que buscan velocidad. Otros, prefieren el lado más lírico. Y dicen que usted lo tiene todo. ¿Qué le parecen esos cumplidos?
–Ja, ja, ja,... no lo sé. Sólo intento ser yo. Creo que soy un intérprete bastante natural y no hay muchas reglas en mi manera de tocar. Soy un guitarrista arriesgado, ja, ja, ja.
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