jueves, 20 de octubre de 2011

Entrevistas a Dario Argento


ENTREVISTA DE TIM SMALL A DARIO ARGENTO


A sabiendas o no, cuando la gente habla del giallo (que, para entendernos, significa “amarillo” y es el nombre que reciben a bulto los thrillers italianos; el término procede de las portadas amarillas de las baratas novelas de misterio que publicaba la editorial Mondadori), está hablando de un género cinematográfico que quizá no existiría como hoy lo conocemos de no ser por el trabajo de un señor que nació en Roma y se llama Dario Argento. Con films como El Pájaro De Las Plumas De Cristal (1970), El Gato De Nueve Colas (1971), Cuatro Moscas Sobre Terciopelo Gris (1971) y, muy en especial, su obra maestra Rojo Oscuro (1975), el antiguo crítico de cine definió los parámetros del giallo, un género tan sexy como sangriento, de estética deslumbrante y, en lo musical, tirando a progresivo. Tras éstas, Argento se movió con la delirante Suspiria (1977) al terreno de lo sobrenatural, al horror macabro y desquiciado, afirmando así su maestría no en uno sino en dos géneros que siguió explorando en sus siguientes películas, las ya clásicas Inferno (1980), Tenebre (1982), Phenomena (1985) y Opera (1987), entre otras. Argento hizo posible que este tipo de películas escapara del reducto de los forofos del thriller y el terror para llegar a un público masivo. Os haréis un favor si dedicáis uno de estos días a verlas todas, una detrás de otra.

Pero Argento no es sólo el tipo que epitomiza dos estilos cinematográficos para los que la etiqueta “cool” se queda corta. Podría decirse que, tras años de estar considerado como un comercial cineasta de films de serie B, el prestigio del que en la actualidad goza el cineasta romano ha hecho que hoy sea concebible tratar las películas de psicópatas como una forma de arte. Argento es, asimismo, responsable en buena medida y junto a Sergio Leone (con quien en 1968 coescribió el guión de Hasta Que Llegó Su Hora) del redescubrimiento del cine italiano como algo más que una cantera de obras densas y difíciles cargadas de responsabilidad social, reflexiones filosóficas y arte con mayúsculas; también era una fuente de fantásticas películas de cariz populista que traspasaban las fronteras de lo que el cine de género acostumbraba a ofrecer.

Ah, sí: Argento también coescribió y produjo la mejor película de zombies de todos los tiempos, Zombi: El Amanecer De Los Muertos (George A. Romero, 1978). Y fue el tipo que descubrió a Goblin, el seminal grupo de rock progresivo de Claudio Simonetti. Todo esto y más ha hecho Argento. No está mal para una sola persona.

Recientemente nos subimos a un tren y nos plantamos en Roma para charlar un rato con Argento en la tienda/museo de su propiedad. Luego transcribimos la conversación para que vosotros podáis leerla. Aquí está.

Usted empezó en el mundo del cine como crítico. ¿Cómo pasó de escribir sobre películas a hacerlas?
Dario Argento:
El cine me ha apasionado desde niño, siempre fui un espectador apasionado. Después, de joven, me hice crítico precisamente por mis conocimientos sobre el cine. Lo hacía mejor que otros gracias a esos conocimientos. Luego pasé a escribir guiones. Escribí con Sergio Leone el de Hasta Que Llegó Su Hora. Y a continuación pasé a dirigir películas. Para mí fue un proceso natural.

La primera que dirigió fue El Pájaro De Las Plumas De Cristal.
Sí. También escribí el guión. Al principio pensé que sólo la escribiría y que otra persona se encargaría de la dirección, pero cuando terminé el guión decidí que probaría a dirigirla yo mismo. Los productores, teniendo en cuenta mi éxito como guionista, dieron su aprobación. Y la hice.

¿Cómo fue trabajar con Sergio Leone en Hasta Que Llegó Su Hora?
Conocí a Sergio Leone años atrás. Yo era muy joven, pero hablamos de cine como lo hace la gente del cine, y nos hicimos amigos. Nuestra diferencia de edad era sustancial, pero aún así mantuvimos una relación excelente. Cuando decidió rodar la única película de su filmografía en la que el protagonismo lo tiene una mujer, optó por no contar con sus antiguos guionistas y trabajar en cambio con gente nueva. Nos lo propuso a Bernardo Bertolucci y a mí y entre todos escribimos el guión.

¿Por qué se decantó por el giallo tras ponerse detrás de las cámaras?
Todo surgió de forma accidental. Mi primera película fue El Pájaro De Las Plumas De Cristal, que era un buen giallo basado en una idea interesante. Tras rodar ése parecía natural rodar alguno más. Se me pedía que los hiciera y tenían éxito, funcionaban, así que seguí haciéndolos.

Y después entró en su fase de terror sobrenatural.
También eso fue de lo más natural. Siempre me han apasionado el cine y la literatura de terror. Mi primer film de horror fue Suspiria, a continuación rodé Inferno, después Phenomena y unas cuantas más. Estoy muy satisfecho de todas. El thriller naturalista y el terror extraño y delirante me gustan por igual.

¿Cuáles eran sus influencias?
Hitchcock, por supuesto, pero también Fritz Lang y el cine expresionista alemán. Lo puedes comprobar en Suspiria, que está llena de homenajes a Kokoschka y Escher. Claramente Edgar Allan Poe fue el primer gran escritor, digamos, de género, que encontré en mi vida. Yo era muy joven y le descubrí en la biblioteca de mi padre. Pero no puedo olvidarme de Dreyer, Ingmar Bergman y el cine negro americano de los años 40 y 50, que encontraba muy interesante.

En Suspiria concede gran atención al vestuario femenino.
La ropa es muy importante, sobre todo en los personajes femeninos. Cuentan mucho sobre ellos. Y esa película en concreto es muy particular, en ella subyace una fuerte corriente de lesbianismo aunque en ningún momento se exponga de forma evidente. Que hay lesbianismo en la Escuela de Danza está muy claro.

¿Qué le atrajo del rock progresivo tanto como para incorporarlo a las bandas sonoras de sus films?
Mis primeras tres películas las hice con Ennio Morricone, que por supuesto es un gran músico, un maestro. Trabajar con él fue maravilloso, pero mi parte rock ’n’ roll me insistía en que en Rojo Profundo tendría que trabajar con otros músicos. Esa fue la primera película en la que trabajé con Goblin. Yo había estado en Londres para contactar con músicos, pero por una razón u otra todos estaban muy ocupados o haciendo otras cosas y me tuve que volver a Italia, bastante decepcionado. Fue entonces cuando mi supervisor de música me aconsejó escuchar a aquellos chicos que procedían del conservatorio y que habían formado un grupo. Todos tenían una educación musical clásica y habían estado un año en Inglaterra intentando abrirse camino. Fue una experiencia dura para ellos.

¿Y lo que hacían le gustó de inmediato?
Me gustaron muchísimo y aposté por ellos, aunque eso significase oponerme a mi padre, que también era el productor. Me dijo, “¿Por qué trabajar con un grupo desconocido? Contacta con alguien que ya sea famoso”. Yo tenía la corazonada de que las cosas iban a salir bien, y así fue. Fue una gran experiencia y el comienzo de una relación que se mantiene a día de hoy.

Su padre era también su productor, y durante muchos años ha trabajado con su hija, Asia Argento. ¿Le resulta fácil trabajar con la familia?
Siempre trabajé muy bien con mi padre. Era algo muy hermoso pero que, por desgracia, perdí muy pronto. Mi padre estuvo enfermo durante varios años y finalmente falleció. Él me defendió y me ayudó; sin el apoyo de mi padre yo nunca habría conseguido nada. Y Asia, mi hija, llevaba viendo gente relacionada con el cine desde que era niña. Siempre fue muy expresiva y a los ocho o nueve años ya le estaban dando pequeños papeles, luego más largos, y a sus 14 años le di un papel en una película que produje, La Chiesa [“La iglesia”; en España, El Engendro Del Diablo, toma ya traducción—ndt]. Su papel era difícil, lo hizo bien y le propuse que trabajase en una película que dirigiría yo, Trauma. Asia y yo hemos trabajado juntos en varias películas. No es algo que en el mundo del cine se vea muy a menudo, padre e hija colaborando en repetidas ocasiones. Es muy poco habitual. A mí siempre me ha resultado muy fácil y natural.

Las mujeres, en general, son personajes centrales en muchas de sus películas. ¿Qué me cuenta al respecto? Algunos críticos lo han definido como una obsesión.
El 70 por ciento de mis películas cuenta con una mujer como protagonista, y eso es porque las mujeres me interesan. Me gusta el modo en que se expresan. Me gusta su forma de actuar, que es muy distinta a la de los actores. Los actores son más fríos y se muestran más cohibidos. Las mujeres se dejan llevar con más entusiasmo. Por eso he contado con mujeres tan a menudo como protagonistas, como víctimas, como asesinas… Cualquier rol posible.

¿Y qué hay de su relación con los críticos de cine? Usted empezó siendo uno de ellos, pero la relación de usted y de sus películas con la critica ha sido muy difícil, con muchos altibajos.
En mis inicios se me consideraba un director “comercial”. Al cabo de largo tiempo, la crítica francesa, tras darse cuenta de que mis películas distaban de ser el estándar habitual, comenzó a hablar de ellas. Después de Francia fue Inglaterra, y después América. Los últimos críticos en sumarse a la corriente fueron los italianos. Muchos aún consideran comerciales mis películas.

Me pregunto por qué son tan tozudos.
Porque es difícil retractarte de tus propias palabras.

¿Se parece hoy el trabajo del crítico al de cuando usted empezaba?
Hablando en términos generales, la crítica es hoy mucho menos importante. Ahora se limitan a contarte el argumento y a explicarte unas cuantas cosas sobre los actores y eso es todo. Antes era distinto.

¿Y cómo se siente usted ante este cambio?
No me hace feliz que el crítico haya perdido su poder, haya perdido espacio en los diarios, semanarios y programas de televisión. Me entristece si hablamos de crítica interesante, de algo que puede ser importante y guiar al público hacia un mejor entendimiento. Sinceramente me entristece. La crítica actual ha sido expulsada de la industria del cine.

Antes mencionaba su “parte rock ‘n’ roll”. ¿Ha llevado usted alguna vez un estilo de vida hedonista?
No, no, no. Nunca he llevado un “estilo de vida rock ‘n’ roll”. La mía es una vida solitaria. Vivo solo y trabajo solo. El aislamiento es el aspecto más claro de mi vida. Siempre ha sido así, desde que era niño. No es que sea un tipo aburrido; voy a conciertos, voy a todas partes, viajo… Pero, siempre que me resulta posible, yo solo. Me gusta viajar por mi propia cuenta.

¿Por qué?
No tienes que estar todo el rato hablando con alguien. Yo no tengo la necesidad de hablar. Mantengo vivo un diálogo dentro de mi cabeza y evito perder el tiempo en conversaciones. He ido cuatro veces a India yo solo y fue maravilloso.

Escribir es una actividad solitaria. Debe sentirse feliz cuando se dedica a esa tarea.
Escribo mis guiones en soledad, en un hotel, y es magnífico. Me sumerjo totalmente en la trama de la película.

¿Se ha aferrado siempre al guión, de forma rígida, al rodar sus películas?
En ocasiones me he limitado a un simple storyboard y en otras he preferido recurrido a un listado completo de cada plano. Y más recientemente he empezado a sentir la emoción de la improvisación. En mi cabeza lo tengo todo claro, pero luego, en el plató, dejo que los actores me influencien.

¿Le gusta trabajar con los actores?
Al principio no me gustaba. Trabajaba con ellos pero me parecía una enorme pérdida de tiempo. Más adelante comenzó a apreciarles, a apreciar lo que pueden aportar a la película. Las emociones que pueden llevar a la pantalla.

Muchos de sus films son coproducciones internacionales. ¿Cómo se las apaña con los problemas idiomáticos? ¿Dobla las voces para cada diferente territorio?
Siempre ruedo en inglés, y siempre mantengo la voz original del actor inglés o americano.

Cuénteme algo sobre su colaboración con George Romero.
Somos amigos desde que hace años nos conocimos en Nueva York. Decidimos al instante que teníamos que hacer algo juntos. Así fue como empezamos a trabajar en Zombi: El Amanecer De Los Muertos. Creo que hicimos un buen trabajo.

Decir eso es quedarse corto.
Vino a Roma a escribir el guión. Al principio él no creía mucho en la historia, pero entre los dos logramos que quedase muy bien. Después trabajamos juntos en Los Ojos Del Diablo, dos episodios basados en Edgar Allan Poe, nuestro maestro. Se suponía que se iba a rodar un tercer episodio que dirigiría Stephen King, pero en el último momento decidió terminar con su faceta de cineasta. Lástima, hubiera sido algo grande. Stephen quería hacer “El Corazón Delator”.

Vaya, eso hubiera sido interesante.
Oh, y mi hija Asia también ha trabajado en un film de George. Cómo se llama… ¿La Tierra De Los Muertos Vivientes? De modo que, sí, somos como una familia.

¿Qué opina del renacimiento del género zombie?
Los zombies de ahora no son como los de antes. Las películas que se están haciendo son más simples y comerciales, y más chapuceras. A mí me parece que las ruedan sólo para vender DVD’s.

Y ahora los zombies corren. ¿Usted prefiere los que corren o los que caminan?
Creo que el zombie que camina da más miedo que el que corre. Es lento e imparable. Es aterrador.

¿Y qué le parece la actual fijación de Hollywood con rehacer películas de terror clásicas?
Puede que las hagan porque les faltan ideas. Es la única razón. Ven que los films de terror venden y por tanto deciden jugar sobre seguro y ruedan de nuevo las películas clásicas. Ahora están filmando un remake de Suspiria. La estrenarán dentro de poco. Y después El Pájaro De Las Plumas De Cristal, que producirán el año que viene. Yo he pensado acerca de rehacer mis propios films, pero no me gusta la idea y sólo lo haría si se diera un caso específico, una situación muy concreta.

Michael Haneke rehizo su Funny Games de forma idéntica a la original, plano por plano, porque los americanos no quieres películas subtituladas y él quería que su film llegara a un público más amplio. ¿Es esa una buena razón para usted?
No, no me atrae demasiado. Demasiado mecánico, demasiado artificial. Yo vivo en mi mundo, y mi mundo está hecho de cierta manera. Lo demás no me importa.

En su día usted declaró que el rodaje de Opera había sido el más difícil de su vida.
Sí, por una serie de razones a cuál más extraña. La película está basada en el Macbeth de Verdi, y todo el mundo dentro del negocio del espectáculo sabe que Macbeth está maldita. Me aconsejaron que no rodara esa ópera, que hiciera La Traviata o cualquier otra cosa en su lugar, pero yo quería hacer Macbeth y la hice. Debo admitir que sucedieron muchas cosas raras durante el rodaje. Quizá tendría que haber rodado algo diferente, después de todo. Me enfrenté todo el tiempo a mi actriz principal, después mi padre murió, y más tarde el actor inglés sufrió un accidente de tráfico y tuvo que dejar el rodaje durante un mes y medio. Estaban ocurriendo tantas cosas que un chico del departamento de producción imprimió un póster en el que listaba una serie de cosas terribles que podrían suceder. ¡A mitad del rodaje ya nos habíamos enfrentado a todas!

¿Opina ahora usted también que Macbeth está maldita?
Creo que Macbeth me trajo muy mala suerte.

Rememorando su filmografía al completo, ¿es Opera la película que le trae peores recuerdos?
No, no. Tengo buenos recuerdos de Opera, al menos ahora. Trabajar en ese film me dejó hundido. Cuando terminó su producción decidí irme por un tiempo. La película acababa de estrenarse, yo lo dejé todo atrás y me marché a India en busca de algo de espiritualidad. Me olvidé por completo de Opera. Cuando llegó el momento de regresar a mi país, en vez de volar directamente preferí hacerlo por el lado contrario con escala en Los Angeles. El día que aterricé me encontré con un amigo mío, un crítico inglés. Me dio un abrazo y me dijo, “¡Qué gran película has hecho! ¡Una de las mejores!” Y yo pensé, “Oh, vaya, a lo mejor es verdad”. Y así, lentamente, recuperé mi vida. Volví a Italia feliz y satisfecho. Ahora Opera es una de mis películas que más aprecio. La que menos, quizá El Gato De Nueve Colas.

Las escenas de muerte que rueda son famosas por estar extraordinariamente bien coreografiadas. ¿Hay alguna que considere su favorita?
Lo cierto es que he rodado muchas. Pongo mucho esfuerzo en esas escenas. Son como celebraciones. No podría decir cuál de esas escenas es la más interesante. ¡Hay demasiadas! Escoger una sería una falta de respeto hacia las demás. No puedo.

¿Qué quiere decir con “celebraciones”?
Las escenas de muerte que yo filmo no dan miedo.

¡Vamos!
Bueno, sí, dan miedo. Pero no son reales, no tanto como lo que se ve en televisión. Son invenciones, o como un rito pagano, un rito azteca. En esos ritos se decapitaba a alguien o se le devoraba en vida y todo el mundo se sentía muy contento y feliz de ver la sangre. Lo que yo hago son representaciones. No es la realidad.

¿Se asusta usted con sus propias películas?
No, yo no. Me dan miedo cuando las escribo, pero una vez las he rodado, dejan de asustarme.






Dario Argento : 'No quiero convertirme en americano'


Es uno de los directores de terror europeos más prestigiosos y uno de los pocos del género que se ha ganado la etiqueta de “autor” por obras tan redondas como Suspiria o Rojo oscuro, creador del subgénero italiano de terror por excenlecia, el giallo, gracias a su trilogía de los animales. Además su nombre está ligado al terror por su faceta como productor en títulos como Zombi o Demons, y gracias a la cual le dio la alternativa a nuevos directores como Michele Soavi (El engendro del diablo, Aquarius) o Lamberto Bava. El director afirmó a su llegada al Festival de cine clásico 'Retroback' de Granada, que se encontraba muy a gusto en España, “porque junto a Francia, fue el público que descubrió su obra, antes que Italia”.

-Se está hablando últimamente de un posible remake de Suspiria.
-Es cierto, creo que van a empezar a rodar en Julio y Natalie Portman será la protagonista. Pero eso es todo lo que sé, porque no estoy implicado en el proyecto, es una producción americana. Y para finales de 2009 se llevará a cabo otro remake de una de mis películas, “Rojo oscuro”, aunque en este caso es un proyecto español.

-¿Qué puede contar de su última película Giallo?
-Es una película diferente a las anteriores, en primer lugar ha sido una producción americana, incluso los guionistas son estadounidenses, mi participación en el guión se ha limitado a unas cuantas correcciones. En segundo lugar se trata de un policiaco, sin elementos de terror, pero he intentado introducir mi fuerza en el film, de lo contrario habría quedado demasiado “sencillo”.

-¿Puede contar algo de su participación como guionista en el film Hasta que llegó su hora?
-Fue una experiencia bellísima. Para mí es una película magnífica, de las mejores de Sergio Leone. Además tiene la particularidad de que es la única cinta de Leone protagonizada por una mujer y por esa razón, quería guionistas diferentes y jóvenes (en el guión también participó un joven Bernardo Bertolucci). Fue una experiencia fundamental que terminó de encarrilarme en el mundo del cine.
En cuanto a mi aportación, es un film de Leone, porque la rodó él, pero también tiene muchas cosas mías. Por ejemplo, el prólogo, la idea de la mosca en la cara de Woody Strode fue mía.

-¿Cuál fue la participación del director Mario Bava en Inferno?
-Mario era un viejo amigo de mi familia, especialmente de mi padre. Después trabajé con su hijo, Lamberto, que se formó como ayudante de dirección de su padre. A la hora de rodar “Inferno” nos dimos cuenta de que había muchos efectos especiales y complicados, todavía no había efectos digitales como ahora y los fx mecánicos eran muy difíciles de hacer. Llamamos a Bava porque era el gran experto en efectos con cristales y transparencias (por ejemplo, reprodujimos la ciudad de Nueva York sólo con cristales y retroproyecciones). Trabajar con Bava fue una experiencia maravillosa.

-¿Cómo es su relación con su hija, la actriz Asia Argento?

-Muy buena, prácticamente la he visto crecer delante de la cámara. La primera vez que trabajé con ella tenía sólo diez años, creo que se ha convertido en una actriz estupenda y también me gusta su faceta como directora. La verdad es que ha sido una experiencia particular y bellísima, porque no todos los directores han tenido la oportunidad de trabajar tanto con su hija. Me gustaría hacer una nueva película con ella, aunque no sé cuándo.

-También hizo de productor en films emblemáticos de zombies, como Zombi o Demons.
-En Zombi como coproductor puse mucho dinero y escribí el guión junto con Romero. De hecho, Romero escribió el guión en Roma y yo le añadí algunas cosas. En Demons, el primer film de Lamberto Bava también aporté al guión.

-Recientemente ha cerrado la trilogía de las madres con La terza madre.

-No creo que se puede hablar de una conclusión. En el New York Times apareció una crónica que decía que por qué tiene que haber tres madres y no cuatro o cinco. Está concluida, pero nadie puede decir ni mucho menos yo, que no haya más madres. Pienso que La terza madre está en la línea de lod dos primeros films y es una especia de profecía enloquecida. Aunque está más ligada a Inferno que a Suspiria por su furia visual.

-¿Qué piensa de que la sangre se haya convertido en un complemento más en las películas o series de televisión?
-Es cierto, la violencia y terror han contaminado incluso a los films de Disney y ahora las películas de género prácticamente no existen. El 60% de los films actuales tienen algún elemento de terror o de policiaco.

-Usted ha sido el impulsor de cineastas como Michele Soavi o Lamberto Bava, ¿son unos hijos agradecidos o rebeldes?
-Los dos están muy agradecidos por haberles hecho debutantes y también Sergio Stivalleti, un tercer cineasta que debutó gracias a mí.

-¿Qué opina del cine italiano actual?
-Por desgracia últimamente sólo produce un tipo de comedias pequeñas, sin ningún interés, aparte de películas como Gomorra, que ya es algo excepcional.

-¿Y del cine español?
-Me parece de los más interesantes de Europa. El cine español ha afrontado género de terror con mucha fuerza y presupuesto. La verdad es que prefiero la versión española de REC, la americana es repugnante.

-¿Cuál es la importancia de la música en su cine? (No hay que olvidar que introdujo a Goblin o incorporó heavy metal en Phenomena).

-Goblin fue un hallazgo porque entonces eran debutantes, me gustó su música y la metí en Rojo oscuro. Pero me gustan todos los tipos de música, incluida la ópera, que está presente en tres de mis films.

-Su cine se caracteriza por usar la cámara como elemento narrativo…
-Sí, soy de la escuela de Sergio Leone, la cámara me parece un vehículo narrativo fundamental. Tanto es así que en mis primeras películas ni siquiera me interesaban los actores y poco a poco he empezado a apreciar su trabajo.

-Y es el único director europeo que participó en la serie 'Masters of horror'.
-Sí, fui reclamado por otros directores que formaban parte del proyecto, como John Carpenter o Wes Craven. Fue una experiencia muy agradable.

-Es reconocible la huella de su estilo en films como Halloween de Carpenter. ¿En qué otros films cree usted que está presente esta huella?

-No hay ningún completamente Argento, pero está claro que Tarantino le debe mucho a ese estilo y también Eli Roth (Hostel). Carpenter es uno de mis mejores amigos. Muchas veces hablamos mucho de cine juntos, como con George A. Romero, al igual que tantos otros directores americanos que hacen terror. En América soy muy apreciado y me gusta ir, pero no me gusta permanecer allí mucho tiempo, no quiere convertirme en americano.

-¿Cómo fue trabajar con actores españoles?
-Beh (expresión típica italiana, que significa algo así como “no lo sé ahora mismo”, “ni idea”, “me pillas en blanco ahora”), Miguel Bosé vivía en Italia, hablaba perfectamente italiano y yo ni siquiera sabía que era español. Con Cristina Marsillach fue también un poco casual: necesitaba una chica joven, hicimos muchas pruebas y la encontramos a ella. Me siento muy unido al film que protagonizó Terror en la Opera, me gustó mucho, pero no me siento tan unido a Cristina Marsillach. Pero en general me gustan los actores españoles (De hecho Elsa Pataky también actuará en Giallo).

-¿En qué se inspira para lograr esa estética tan particular que impregna sus películas?

-A ciencia cierta no puedo decir en qué me he inspirado. Es algo complejo y que viene de muy lejos: Edgar Allan Poe, el cine negro americano, mis lecturas juveniles. No lo sé exactamente, en un momento de mi vida me sentí atraído por esta estética.







Dario Argento: "El único linde que acepto es el de no atentar contra el buen gusto"


Una de las cosas que destaca de tu producción es la dirección artística. La introducción de las artes plásticas es casi una constante en tus películas, el estilo visual es impecable y la estética suele estar cuidada al detalle. ¿A qué se debe el interés por plasmar otras artes (especialmente la arquitectura)?

Siempre sentí una atracción profunda por todo tipo de expresión artística, especialmente hacia la arquitectura, la pintura y la música. Desde que era un niño me entusiasmaban los museos y los libros de arte.

En tu obra hay una cierta atmósfera de irrealidad que verdaderamente puede producir terror y ser espeluznante, pero a su vez también atrae y fascina. ¿Crees que además de provocar terror al público, lo has cautivado por otros aspectos, más centrados en los ambientes oníricos que a veces recreas? ¿Piensas que has moldeado y adaptado el terror hasta convertirlo en un arma de seducción? Muchos opinan que has sido capaz de transformar o transmutar lo tétrico y lo siniestro en algo bello, ¿qué tienes que decir sobre esto?

La fascinación por lo siniestro, lo horrible y lo macabro siempre ha estado muy presente en mis películas. De alguna manera ese lado oscuro es un arma de seducción capaz de atrapar al espectador obligándole a dialogar con sus deseos y sus pensamientos más profundos.

Los asesinatos se suelen producir en escenarios casi simétricos, recargados y reiterativos en su punto de fuga, enmarcados muchas veces en juegos geométricos. El espacio creado es sobrecogedor y asfixiante convirtiéndose en un encierro laberíntico para la víctima. El efecto resulta ser claustrofóbico. ¿Crees que con la utilización de este tipo de recurso le has aportado al cine un toque perturbador?

En mi obra, los espacios labirínticos y claustrofóbicos son una constante. No sé si es un recurso visual relevante pero lo cierto es que estimula mi creatividad. Es algo que me fascina.

En tu trabajo se puede encontrar cierta semejanza con la obra de Edgar Wallace. En tus cintas, los elementos del enigma están diluidos en la acción y los episodios parecen ser incongruentes. Habrá que esperar al final de la película para poder reconstruir la narración y percatarse de que todas las piezas encajan como un puzzle ¿Te sientes deudor de la estructura narrativa empleada por el escritor británico?

No eres la primera que me hace esta pregunta. Algunos críticos han señalado ciertas similitudes entre mis cintas y la obra de Edgar Wallace, e incluso han llegado a mantener que mi obra está inspirada en la suya. Pero sinceramente no creo que esto sea así, o igual y mi subsconciente lo ha internalizado y sin darme cuenta me ha inspirado. Conozco al escritor británico y sus novelas, y desde luego las aprecio.

La música siempre ha jugado un papel importante y ha adquirido un protagonismo esencial en tus trabajos, tanto que muchas veces la imagen se completa con el sonido, otorgándole una fuerza decisiva. Toda la música que has empleado en las bandas sonoras de tus cintas son realmente buenas, y están muy bien escogidas. Aunque Goblin haya compuesto la mayoría de las bandas sonoras también has trabajado con artistas de la talla de Ennio Morricone. En tu caso la preocupación por los aspectos musicales es más que evidente. ¿Te has encargado personalmente de supervisar estos detalles? ¿ La música está inspirada en las escenas del mismo modo que un pintor trabaja sobre su modelo? ¿ O por el contrario, se crea la música sin tener en cuenta la película, y se aplica posteriormente?

Sí, me ocupo al detalle de todos los aspectos musicales de mis películas. No sentiría la obra como completamente mía si esto no pasase. Es algo habitual desde mi primera película con Ennio Morricone. La música inspira en ocasiones las escenas como la modelo al pintor. La música empieza a nacer cuando la película está todavía en proceso de escritura. Temas, ideas o sinfonías, todos se originan juntos en la redacción del guión.

Siempre has sido un director de paleta cromática en mano y guante de cuero empuñando un cuchillo en otra. Has mostrado a despiadados criminales llevando a cabo asesinatos espantosos, pero sin descuidar el esteticismo y la puesta en escena, es más, el atrezzo has potenciado la violencia ¿Ha sabido la crítica valorar esta virtud?

No, la crítica nunca entendió ni valoró este aspecto de mis películas. Y no sólo eso, sino que nunca se ha profundizado en todo lo que concierne a la relación existente entre la cámara y la imagen. Y eso es algo que siempre lamenté.

Las escenas más eróticas de “El fantasma de la Opera” parecen estar inspiradas en grandes maestros italianos, como Caravaggio, tanto por el volumen de los cuerpos como por la iluminación tenebrista. La comparación con George de la Tour tampoco sería desacertada especialmente por el empleo del foco de luz que en algunas escenas tiene un origen concreto. ¿ Hay una influencia real? ¿Tuviste presente la obra de estos artistas a la hora de filmar las secuencias?

De hecho las escenas de "El Fantasma de la Ópera" están inspiradas en Gorge De Latour, un gran pintor francés que se nutría del genio de Caravaggio, pero con más delicadeza a la hora de elegir los temas y las representaciones. Cuando Gerard Brach y yo discutiamos en Paris sobre el libreto de la cinta, se inauguró una gran exposición de De Latour en la capital francesa. Por aquel entonces no era demasiado conocido, incluso en Francia. A mí personalmente me apasionó y me sirvió de fuente de inspiración. Su influencia está muy presente en la cinta.

Para darle una mayor credibilidad a algunas de tus películas, especialmente las que están impregnadas de temas esotéricos, ¿te has llegado a sumergir en otras culturas para el estudio de creencias paganas con la intención de ampliar conocimientos sobre prácticas relacionadas con el vudú o la santería?

Sí, estudié temas satánicos y me sumergí en el universo del vudú (estuve en Guadalupe, Martinica, Haití). Además muchas de estas creencias me fueron transmitidas a través de mi madre que es brasileña. He aquí la razón por la que estoy tan familiarizado con temas propios de América Latina.

A la hora de ejecutar tus proyectos, ¿te has frenado o te han marcado algún tipo de límite?

No, no me pongo límites. El único linde que acepto es el de no atentar contra el buen gusto. Siempre dejo mi imaginación libre para que vaya por su camino, sin ataduras, no me gustan los márgenes.

Una de las actrices con la que más has trabajado ha sido con tu propia hija, Asia Argento, ¿qué siente un padre cuando ve a su hija crecer delante de su cámara? ¿Piensas que Asia es heredera de tu manera de trabajar o de tu “savoir faire”?

Pienso que Asia es una buena actriz y una buena directora. Sin embargo tiene otras fuentes de inspiración, gracias a Dios. Se ha convertido en una auténtica musa en Estados Unidos y Francia, pero no en Italia. Aunque no hay nada concreto, tal vez volvamos a trabajar juntos en un futuro próximo. La verdad es que la he visto crecer delante de las cámaras hasta que ha logrado convertirse en una artista de gran talento.

Después de un trabajo como “La Terza Madre” con la que cierras la trilogía de la Madres, una película de temática sobrenatural, ¿darás un giro en tu último film “Giallo” para retomar la esencia del género con el que iniciabas tu carrera? ¿Cómo ha sido trabajar con Adrien Brody, Elsa Pataky y Emmanuelle Seigner?

Ha sido un trabajo excelente. Los tres actores forman parte de las mejores experiencias que como director he disfrutado en mi vida. Fue algo muy especial.


Entrevista: María José López

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