Habíamos hablado, la última vez, de un libro de Dominique Fernández. Él
dice cosas sobre música muy importantes para nosotros. Vuelvo hacia
atrás. Es muy extraño, pues habitualmente él ha hecho cosas orientadas
sobre críticas literarias basado en el psicoanálisis, y al mismo tiempo
ama la música, y he aquí que sale de sus fuentes analíticas. Lanza una
fórmula que recorre todo ese libro titulado "La Rose des Tudor",
Julliard. Todo el tema del libro es este: la música muere hacia 1830.
Muere muy particularmente, y trágicamente, como todas las cosas buenas,
muere con Bellini y Rossini. Muere trágicamente porque Bellini murió en
circunstancias poco claras, o bien de una enfermedad desconocida en su
época, o bien de una historia sombría, y Rossini, es la detención
brusca. Ese músico de genio, en pleno éxito, decide detenerse. Había
tenido siempre dos amores: la música y la cocina, ya solo cocina. Era un
gran cocinero, y se vuelve loco. Conozco mucha gente que detiene las
cosas en tal momento; es un tipo de enunciado muy común: "para mi, aquí
se termina tal época". La filosofía no ha dejado de morir: muere con
Descartes, muere con Kant, muere con Hegel, cada uno tiene su opción...
En el momento en que esta muerta, bien. Y conozco gente que detiene la
música en los cantos gregorianos. Muy bien.
Fernández lanza un enunciado del tipo: la música se detiene en Bellini y
Rossini. ¿Qué hace posible tal enunciado? Esto solo puede querer decir:
algo, aún si usted no lo sabe -no pretendo darle la razón pues pienso
que no tiene razón-, algo que pertenece esencialmente a la música ya no
existirá después de Rossini y Bellini, los dos últimos músicos. ¿Qué
entraña, aún indirectamente, la desaparición de Rossini y Bellini, cuál
es la nueva música alrededor de 1830? La llegada de Verdi y de Wagner.
Eso quiere decir que Verdi y Wagner han vuelto imposible la música,
Fernández llega a decir que son fascistas, no es la primera vez que se
dice esto de Wagner. ¿Qué es lo que han suprimido, según Fernández, y
que era esencial a la música? Nos dice más o menos esto: dice que ha
habido algo inseparable de la música. Interrumpo para precisar algo: se
pueden considerar como correlativos en una actividad cualquiera, en una
producción cualquiera, como dos planos o dos dimensiones del plano; una
de esas dimensiones podemos llamarla expresión, y la otra dimensión
podemos llamarla contenido. ¿Por qué estos términos: contenido y
expresión? Porque expresión, solo como palabra, tiene la ventaja de no
confundirse con "forma", y contenido tiene la ventaja de no confundirse
con "sujeto, tema u objeto". ¿Por qué expresión no va a ser confundido
con forma? Porque hay una forma de expresión, pero también una forma de
contenido. El contenido no es informal. Ahora bien, ¿qué es? Podría
añadir, a lo dicho precedentemente, que lo que se llama plano de
consistencia implica, no dos bloques, sino una dimensión bajo la cual es
plano de expresión, y una dimensión bajo la cual es plano de
contenido.
Si considero el plano de consistencia sonoro llamado música, puedo
preguntarme cual es la expresión y cual es el contenido propiamente
musical, una vez dicho que el contenido no es eso de lo que habla la
música, o eso que canta una voz. Ahora bien, Fernández nos dice que, a
su modo de ver, la música siempre ha sido atravesada por algo que le era
muy íntimo, y que era el desbordamiento o el ir más allá de la
diferencia de sexos. Entonces, como él no lo olvida, por su formación
analítica, aunque no sea analista, él dice que la música, es siempre y
esencialmente una restauración de lo andrógino. Prestar ese contenido a
la música implica que yo pueda mostrar que ese contenido es musical, y
esencialmente musical, en virtud de la forma de expresión llamada
música. Sabemos que la música primero es vocal. Se sabe hasta que punto
los instrumentos musicales durante mucho tiempo han sido objeto de una
vigilancia, principalmente en la codificación musical y en la acción de
la iglesia sobre la codificación musical: el instrumento, por mucho
tiempo, es tenido, mantenido fuera; que no desborde la voz. ¿Cuando
deviene musical una voz? Yo diría, desde el punto de vista de la
expresión, que la voz musical es esencialmente una voz
desterritorializada. ¿Qué quiere decir eso? Pienso que hay cosas que aún
no son música y que, sin embargo, están muy próximas a la música. Hay
tipos de canto que no son todavía música, por ejemplo Guattari le da una
enorme importancia a una noción que habría que desarrollar, la de ritornelo. El ritornelo puede ser algo fundamental en el acto de nacimiento de la música. El pequeño ritornelo.
Sería retomado, enseguida, en la música. El canto no todavía musical:
tra lala. El niño que tiene miedo... Quizá el origen del pequeño
ritornelo sea eso que llamábamos, el último año, el agujero negro. El
niño en un agujero negro, tra la la, para calmarse. Digo que la voz
cantante es una voz territorializada: marca el territorio. Es por eso
que si la música, enseguida, retoma el ritornelo -uno de los ejemplos típicos de retomar el ritornelo
es Mozart-, Berg utiliza muy frecuentemente este procedimiento. ¿Cuál
es el tema más profundamente musical, y por qué es el tema más
profundamente musical? Un niño muerto, y no de una muerte trágica, la
muerte feliz. Concierto a la memoria de un ángel. Por todas partes el
niño y la muerte. ¿Por qué? porque la música esta penetrada por, a la
vez, esta proliferación y esta abolición, esta línea que es a la vez una
línea de proliferación y de abolición sonora.
Si el ritornelo es la voz que ya canta, la voz territorializada,
lo sería en un agujero negro, la música, comienza con la
desterritorialización de la voz. La voz es maquinada. La notación
musical entra en un agenciamiento maquínico, forma en sí misma un agenciamiento, mientras que en el ritornelo,
la voz todavía está territorializada porque se agencia con otra cosa.
Pero cuando la voz en estado puro es extraída y produce un agenciamiento
propiamente vocal, surge como voz sonora desterritorializada.
¿Qué implica esta voz desterritorializada? Intento decir con mis
palabras, lo que dice Fernández cuando dice que el problema de la voz en
música es ir más allá de la diferencia de sexos, con sus sonoridades
vocales particulares, lo cual es una territorialización de la voz: ¡Oh!
Eso es una voz de mujer, ¡Ah! Esa es una voz de hombre.
Desterritorialización de la voz: hay un momento esencial, que vemos con
la notación musical. En su origen europeo, la notación musical actúa
esencialmente sobre la voz. Algo muy importante, una de las cosas más
importantes en ese sentido, es el doble papel que para la notación
musical jugaron, los papas para los países latinos, por ejemplo
Gregorio, y Enrique VIII, y los Tudor. Enrique VIII reclama que a cada
sílaba corresponda una nota. No es simplemente, como se ha dicho, para
que el texto cantado sea bien comprendido, es un proceso de
desterritorialización de la voz que es formidable, es un procedimiento
clave. Si a cada sílaba hacemos corresponder una notación musical,
tenemos un procedimiento de desterritorialización de la voz. Pero
sentimos que aún no se llega a hacer el vinculo con esa historia en la
que digo: desde el punto de vista de la expresión, y como forma de
expresión, defino de entrada la música como música vocal, y la música
vocal como desterritorialización de la voz, y al mismo tiempo, desde el
punto de vista del contenido como forma de contenido; desde el punto de
vista de la forma de contenido, defino la música, al menos la música
vocal, a la manera de Fernández, no como el retorno a la androginía
primitiva, sino como el ir más allá de la diferencia de los sexos. ¿Por
qué la voz desterritorializada, desde le punto de vista de la expresión,
es la misma cosa que el ir más allá de la diferencia de los sexos desde
el punto de vista del contenido? Esta voz desterritorializada, desde el
punto de vista de la expresión, entonces agenciada, habiendo encontrado
un agenciamiento específico, agenciada sobre sí misma, maquinada sobre
sí misma, va a ser la voz del niño. ¿Qué quiere decir eso? ¿O quién? Es
verdad que en toda la música, hasta cierto momento, como lo dice
Fernández, la música esta atravesada por una especie de subversión de
los sexos. Con Monteverdi es evidente. Y ya sea la música latina del
tipo italiano-española, o la música inglesa, y ahí tenemos como los dos
polos occidentales ¿Cuáles son las voces determinantes de la música
vocal? Las voces determinantes de la música vocal son la soprano, el
alto y lo que los ingleses llaman en contra-tenor, o contralto. El tenor
es el que mantiene la línea, y después hay las líneas superiores alto,
soprano. Fuera de esas voces están las voces de los niños, o esas voces
son hechas por niños. Entre las páginas mas alegres de Fernández, están
las de su indignación al saber que las mujeres han devenido soprano.
Entonces, él está furioso, es terrible. Eso solo pudo hacerse cuando la
música estuvo muerta, la soprano no natural, pero la soprano del
agenciamiento musical es el niño.
Las tres voces más características, la voz del niño: en la música
italiana es común a los dos polos. En la música italiana esta el castrato, es decir el cantor castrado, y en la música inglesa en la que, extrañamente, no había castra (el castrato es latino), estaba el contra-tenor. Y el castrato y el contra-tenor, con relación a la soprano infantil, son como dos soluciones diferentes para un mismo problema.
Todavía hay contra-tenor inglés, mientras que ya no hay castrato,
y esto, dice Fernández,se debe a la civilización, culpa del
capitalismo, y él no está nada contento. Con Verdi y con Wagner, el
capitalismo se apropia la música. Con el contra-tenor inglés ¿cuál voz
es desterritorializada? Se trata de cantar por encima de su voz. La voz
del contra-tenor frecuentemente es llamada una voz mental. Se trata de
cantar más allá de su voz, y esta es realmente una operación de
desterritorialización, y Delaire dice que es la única manera de cantar
en voz alta. Es una voz que no pasa por los pulmones. Es un bello caso
de desterritorialización de la voz, porque la territorialidad de la voz
es el sexo, voz de hombre, voz de mujer; pero puedo decir también que es
el sitio desde el que hablas, el pequeño ritornelo; puedo
también decir que es desde donde es emitida, el sistema
diafragma-pulmón. Ahora bien la voz del contra-tenor se define por que
es como si partiera de la cabeza, Delaire insiste sobre el hecho de que
es necesario que pase por los senos, es una voz de los senos; la
historia de Delaire es muy bella; a los seis años, como en todos los
coros, se le dice que se calme, que deje reposar su voz durante dos
años, y resulta un puro contra-tenor. Es curioso, para quienes han
escuchado a Delaire, la impresión que da de ser a la vez artificial y
trabajada, y al mismo tiempo de ser una especie de materia bruta
musical, de ser el resultado de este artificio a la vez más artificial y
más natural. Entonces la voz parte de la cabeza, atraviesa los senos,
sin tomar nunca apoyo sobre el diafragma. Así reconocemos a un
contra-tenor. Reconocemos, aunque a él no le guste esta expresión, esta
voz mental. La voz del castrato es muy diferente: es una voz
completamente desterritorializada, es una voz de la base de los
pulmones, y al límite, del vientre. Fernández la define muy bien.
Purcel, el gran músico niño también tiene una historia esplendida:
siendo niño, tenía voz de soprano, después, deviene a la vez con
posibilidades de bajo y de contra-tenor. Cuando Purcel cantaba era una
maravilla.
Por dos veces, en su libro, Fernández intenta precisar la diferencia entre la solución castrato
y la solución contra-tenor, la solución inglesa: "sería el lugar para
analizar la diferencia fundamental que opone el arte de cantar en
Inglaterra y el arte de cantar en España. Los contraltos tienen la voz
situada en la cabeza, de ahí esta impresión de pureza celeste casi
irreal, no desprovista de sensualidad -pero de una sensualidad que arde
en la medida de las ansias que enciende. Las sopranos y altos tienen la
voz situada mucho más abajo en el pecho, se creería que casi en el
vientre, en todo caso cerca del sexo. Se supone que los castratos
obtenían un efecto tan irresistible sobre sus auditores no solo porque
su voz fuera una de las más bellas, sino porque al mismo tiempo estaban
cargadas de un intenso poder erótico. Toda la savia que no tenía otra
salida en su cuerpo, impregnaba el aire que expulsaban de sus bocas, con
el resultado de trasformar esta cosa, habitualmente aérea e impalpable,
en una materia pulposa, mullida. Mientras que los contra-tenores
ingleses ignoraban que tenían sexo, o que podrían tener uno, los castratos
italianos hacen de su canto un acto carnal y completo de expulsión,
simbólico del acto sexual del que su voz traiciona la dolorosa y
voluptuosa impaciencia. Los sonidos que salen de su garganta poseen una
consistencia -relleno relleno- esos muchachos hacen el amor por medio de
su voz".
Tenemos que retener esos dos procedimientos de desterritorialización de
la voz, la voz de la cabeza del contra-tenor, cabeza-senos-boca, sin
apoyarse sobre el diafragma, y la voz de la base de los pulmones y del
vientre del castrato, ¿de qué nos sirve? Vemos en qué el
agenciamiento musical de la voz, el proceso musical de
desterritorialización de la voz hace uno, en efecto, con una especie de
sobrepasamiento de la diferencia de los sexos. En nuestro lenguaje,
nosotros diríamos que la música es inseparable de un devenir-mujer y de
un devenir-niño. El devenir mujer fundamental en la música, que no es
del todo... ¿Por qué la música se ocupa tan completamente del niño? Mi
respuesta sería que más allá de esos temas, de esos motivos, de esos
sujetos, de esas referencias, la música esta penetrada en su contenido
-y lo que define el contenido propiamente musical es un devenir mujer,
un devenir niño, un devenir molecular, etc., etc.
¿Qué es ese devenir niño? Para la música no se trata de cantar o hacer
cantar la voz como canta un niño; si es preciso el niño es completamente
artificializado. Habría que distinguir el niño molar que canta, no
musicalmente, el niño del pequeño ritornelo, y el niño molecular,
agenciado por la música, igualmente cuando es un niño que canta en un
coro inglés, es necesaria una operación artificial musical, por la cual
el niño molar deja de ser molar para devenir molecular, niño molecular;
entonces, el niño tiene un devenir musicalmente niño. Lo que significa
que el niño que la música deviene, o que la música hace devenir, es el
mismo un niño desterritorializado como contenido, así como la voz como
expresión es una voz desterritorializada. No se trata de imitar al niño
que canta, sino de producir un niño sonoro, es decir desterritorializar
al niño al mismo tiempo que se desterritorializa la voz. De esta manera
se hace la unión entre la forma de contenido musical devenir mujer,
devenir niño, devenir molecular, y la forma de expresión musical
desterritorializada de la voz, entre otras por la noción musical, por el
juego de la melodía y la armonía, por el juego de la polifonía, y en el
límite por el acompañamiento instrumental. Pero a ese nivel, la música
sigue siendo esencialmente vocal, puesto que como forma de expresión, se
define por la desterritorialización de la voz, con relación a la cual
los instrumentos solo juegan un papel de ayuda, como de acompañamiento,
de concomitancia, y paralelamente, se hace ese devenir niño, ese devenir
mujer; y como decíamos la última vez, el niño mismo ha de devenir niño.
No basta con ser niño para devenir niño, hay que pasar por el coro del
colegio o de la catedral inglesa, o peor aún, para devenir niño, hay que
pasar por la operación italiana del castrato.
Bellini y Rossini son los últimos en agenciar musicalmente la voz bajo
la forma de esos devenires. El devenir niño y el devenir mujer. A
inicios del siglo XIX desaparece la costumbre de los castratos,
de una parte, -expresamente no digo castración, si dijera castración,
todo el psicoanálisis volvería a toda marcha-, el castrato es un
agenciamiento maquínico al que no le falta nada. El castrato esta
en un devenir mujer que no tiene ninguna mujer, esta en un devenir niño
que no tiene ningún niño. Igualmente, esta en un proceso de
desterritorialización. Devenir niño es, necesariamente, no devenir un
niño tal como es el niño, sino devenir un niño como niño
desterritorializado, y eso se hace por un medio de expresión que,
necesariamente, es el mismo una expresión desterritorializada: la
desterritorialización de la voz. Fernández hace un elogio mesurado,
pero notable de Bowie. Dice que es una voz de falsete. pero no es por
azar que la música pop la han hecho los ingleses. Para los Beatles:
deberían tener una voz que no se alejara, no la de un contra-tenor, pero
debía tener un registro que se aproximara al contra-tenor. Es curioso
que los franceses se hayan rehusado al castrato. Para los ingleses, se comprende, son puritanos.
Cuando Gluck hace interpretar no se cual opera, en Francia, debe
reescribir enteramente el papel principal para hacerlo cantar por un
tenor. Eso es dramático. Nosotros hemos estado siempre del lado del
ritornelo. Entonces, Fernández hace esta especie de cumplido a la música
pop. Pero vemos a lo que quiere llegar cuando dice que la música
termina con Bellini y con Rossini, lo que quiere decir, una vez más es:
muerte a Wagner, muerte a Verdi. Hay, las cosas ya no están bien. Lo que
quisiera retener del libro de Fernández es: si, la música es
inseparable de un devenir niño, de un devenir mujer, de un devenir
molecular, esa es su forma de contenido, al mismo tiempo que su forma de
expresión es la desterritorialización de la voz, y la
desterritorialización de la voz pasa por los dos extremos de la voz
desterritorializada del castrato y la voz desterritorializada del contra-tenor. Eso forma un pequeño bloque.
... Se trata de maquinar la voz, máquina sonora vocal, que implica una
desterritorialización de la voz, desde el punto de vista de la
expresión, teniendo por correlato, desde el punto de vista del
contenido, el devenir niño y el devenir mujer, etc., en efecto, a
primera vista, con Verdi y Wagner, volvemos a una especie de gran
reterritorialización molar en nuestra lengua, a saber: cualquiera que
sea el carácter sublime de su voz, el cantante wagneriano será hombre
con una voz de hombre, la cantante wagneriana será mujer con una voz de
mujer. Es el retorno a la diferencia de los sexos. Matando el devenir de
la música. Veamos porque Fernández pone eso sobre las espaldas del
capitalismo, él dice que el capitalismo no puede soportar la no
diferencia de los sexos, tenemos la división del trabajo, en otros
términos la voz en vez de estar maquinada en el agenciamiento musical,
desterritorialización de la voz-devenir niño, pasa por esta especie de
molinillo: la máquina binaria, la voz de la mujer que responde a la voz
del hombre, y la voz del hombre que responde a la voz de la mujer.
Tristán e Isolda. En la vieja opera, como ustedes saben, personajes como
Cesar eran cantados por castratos.
El castrato no era utilizado para los melindrosos o por
ejercicios de estilo; el potente, Cesar, Alejandro está llamado a
sobrepasar la diferencia de sexos al punto que hay un devenir mujer del
guerrero. Aquiles era cantado por un castrato. En efecto, hay un
devenir mujer de Aquiles. Deberíamos prohibirnos hablar de lo que no
nos gusta. Debería haber una prohibición absoluta. Se escribe para, con
relación a lo que se ama. Una literatura que no es una literatura de
amor, es verdaderamente la mierda. Fernández es muy discreto, habla poco
de Verdi y de Wagner, pero creo que sucede algo más: la música deviene
sinfónica. No es que deje de ser vocal, pero también es verdad que se
vuelve sinfónica.
Una de las malas páginas de Fernández, es cuando dice que el desarrollo
instrumental forzó a las voces a volver a ser voz de hombre y voz de
mujer, a volver a pasar por esta especie de máquina binaria; en efecto,
en un conjunto sinfónico, el contra-tenor era ridículo. Sin dársele nada
dice que la música instrumental o sinfónica hace demasiado ruido,
demasiado ruido para que esos sutiles devenires sean perceptibles.
Podemos imaginar que de hecho es otra cosa. ¿Qué pasa en esta especie de
destitución de la voz? ¿Qué pasa cuando la máquina musical deja de ser
primordialmente vocal -cuando los instrumentos dejan de ser un
acompañamiento de la voz-, para devenir instrumental y sinfónica? Creo
que verdaderamente cambia la máquina musical, o el agenciamiento. Ya no
se trata de agenciar la voz, sino de tratarla -me parece que es una gran
revolución musical-, se trata de tratar la voz como un elemento entre
otros, teniendo su especificidad, un elemento entre otros en la máquina
instrumental. Ya no la flauta o el violín que están hay para hacer
posible o para acompañar los procesos de desterritorialización de la
voz, sino que la voz misma deviene un instrumento, ni más ni menos que
un violín. La voz es puesta en igualdad de condiciones que el
instrumento, ella ya no tiene el secreto del agenciamiento musical. Todo
el agenciamiento gira. Yo diría que es una verdadera mutación. No se
trata de encontrar o de inventar una máquina de la voz, sino de elevar
la voz al estado de elemento de una máquina sinfónica. Es completamente
diferente. No es sorprendente que Fernández tenga razón, desde un punto
de vista muy limitado: con Verdi y Wagner, se hace una
reterritorialización de la voz y eso durará con Berg (Lulú). Pero es
forzado, porque es mas bien como voz que la voz es elemento musical. Si
bien, si se la considera como voz, ella vuelve a caer a su estado de
determinación pseudo-natural, voz de hombre o voz de mujer, ella vuelve a
caer en la máquina binaria puesto que ya solo es como voz que es un
elemento de la máquina musical. Desde entonces, como voz, cae
efectivamente en la diferencia de sexos, pero no es por eso que es
musical.
La formidable ganancia de esta música instrumental sinfónica, es que, en
lugar de proceder por una simple maquinación sonora de la voz, procede a
una maquinación sonora generalizada que trata la voz como un
instrumento igual a los otros.
Si bien, una vez más, cuando consideramos esas voces como voz, caen en
la determinación natural o territorial hombre-mujer, pero al mismo
tiempo, no es por eso que son musicales, son musicales desde otro punto
de vista: en su relación con el instrumento del que son su igual, en el
conjunto de la maquinación, donde, en el límite, no habría ninguna
diferencia de naturaleza entre el sonido de la flauta y el timbre de la
voz. Hemos pasado a un nuevo tipo de agenciamiento. Yo diría que la
forma de expresión musical ha cambiado: en lugar de maquinación de la
voz, tenemos maquinación sinfónica, maquinación instrumental de la que
la voz es solo un elemento igual a los otros. Pero la forma de contenido
también cambia, y vamos a tener un cambio en los devenires. La forma de
contenido sigue siendo el devenir, pero vamos a tener como una
imposibilidad de atraparlos en estado puro lo cual era esencial en la
música vocal, a saber el devenir mujer y el devenir niño, vamos a tener
una apertura sobre otros devenires. Los devenires de la música
precedente se detenían en el devenir mujer y el devenir niño, eran
principalmente los devenires que se detenían en una frontera que era el
devenir animal, y ante todo, el devenir pájaro. El tema del devenir
aparecerá constantemente, para producir musicalmente un pájaro
desterritorializado. La desterritorialización del pájaro, literalmente,
es cuando es arrancado de su medio; la música no reproduce el canto del
pájaro, produce un canto de pájaro desterritorializado, como el pájaro
de Mozart el cual yo tomo todo el tiempo como ejemplo.
Ahora bien, la nueva música instrumental o sinfónica, quizá ya no tiene
el coro de los devenires niño y los devenires mujer, ya no es como
antes. Pero se abre sobre otros devenires, como si hubiese una especie
de desencadenamiento de devenires animales, devenires animales
propiamente sonoros, propiamente musicales. Los devenires potencias
elementales, los devenires elementales. Wagner. El tema mismo de la
melodía continua que es como la forma de expresión a la cual corresponde
como forma de contenido una especie de desencadenamiento de los
elementos; de las especies de devenires sonoros elementales. En fin, una
apertura sobre algo que, a mi modo de ver, no existe del todo en la
música vocal, pero que puede ser retomado en esta nueva música por la
voz, en el nuevo agenciamiento: los devenires moleculares, los devenires
moleculares inauditos. Pienso en los cantantes en Schoenberg, y ya con
Debussy, y en toda la música moderna. Berio. En "Rostros", se ve bien
que se trata del rostro deshaciéndose. Y está todo el dominio de la
música electrónica donde tenemos esta apertura hacia los devenires
moleculares que solo son permitidos por la revolución de Verdi, de
Wagner. Entonces, yo diría que la forma musical de expresión cambia y
que, de golpe, la forma de contenido se abre sobre devenires de otro
tipo, de otro género, lo que no impide que nosotros podamos
preservarlos, al nivel de una definición muy general de la máquina
musical o del plano de consistencia sonoro -¿qué sería el plano de
consistencia sonoro? Yo diría que, desde el punto de vista de la
expresión, tenemos siempre una forma de expresión que consiste en una
maquinación, maquinación que actúa directamente sobre la voz, o
maquinación sinfónica integrando la voz al instrumento, y del lado del
contenido, sobre ese mismo plano de consistencia sonoro, tenemos los
devenires propiamente musicales que no consisten en imitación, en
reproducción, y que son todos los devenires que hemos visto, con sus
cambios, y tenemos el tema como forma de expresión y como forma de
contenido: las dos están cogidas en un movimiento de
desterritorialización.
¿Me pregunto si para el cine, no se trata de la misma cosa? Alguien
había trabajado sobre eso el año pasado. Sobre el cine sonoro: también
hay ahí un problema de voz. No podríamos decir que desde el inicio del
cine sonoro la voz esta totalmente individualizada. El sonoro no sirve
totalmente de factor de individuación. Ejemplo: la comedia americana. Es
como si los caracteres individuales de la voz fuesen superados. El
sonoro toma la voz para superar los caracteres individuales de la voz.
Finalmente cuando nace el sonoro, se forma una individuación por el
rostro o por el tipo, y la voz como factor determinante del cine llamado
sonoro, supera las determinaciones particulares o aún específicas.
También será tardíamente que se reconocerá a la estrella en la voz,
Dietrich y Greta Garbo. Ahora bien, en la comedia americana, no hay voz y
sin embargo hay un uso de lo sonoro que es fantástico, pero la voz no
está distribuida según las máquinas binarias o según las máquinas de
individuación. ¿Qué hay de bueno en la voz de Bogart? Su voz no esta del
todo individuada, es una voz completamente lineal. Lo que hace de la
voz de Bogart un suceso es que se trata de una voz blanca: es el
contra-tenor del cine. Es una voz blanca muy bien ritmada, pero que,
estrictamente, no pasa por los pulmones. Es una voz lineal que sale por
la boca.
Cuando la música es vocal, no se sirve de la voz como voz individuada o
como voz sexuada, hombre-mujer, se sirve da la voz como forma de
expresión de un devenir, devenir mujer, devenir niño. De la misma
manera, el cine sonoro ha comenzado a servirse de la voz como forma de
expresión de un devenir. Habría, también, que definir el plano fijo: al
igual que hay un plano de composición sonoro que hace uno con la máquina
musical y todos los devenires de esta máquina, y los devenires de la
máquina musical recorren el plano de consistencia sonoro, de la misma
manera la máquina musical debe ser llamada un plano sonoro fijo -pero
fijo quiere decir tanto la velocidad absoluta como la lentitud o el
reposo absoluto, eso quiere decir lo absoluto del movimiento o del
reposo-, y los devenires que se inscriben sobre ese plano son del
movimiento relativo, velocidades y lentitudes relativas, de la misma
manera el plano fijo cinematográfico puede ser llamado tanto movimiento
absoluto como reposo absoluto: sobre él se inscriben las formas de
expresión cinematográfica y el rol de la voz del cine sonoro, y los
devenires correspondientes según las mutaciones de formas de expresión
con nuevas formas de contenido.
En Anti-Edipo y Mil mesetas
Traducción Ernesto Hernández R.
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